Muy Personal
Gabilondo, otra vez en capilla: las dos mujeres y dos hijos del eterno “señor mayor”
Su mayor placer es pasar tiempo en Zahara de los Atunes donde da largos paseos por la playa
A Ángel Gabilondo(San Sebastián, 1949) donde realmente le gusta estar es en su apartamento gaditano de Zahara de los Atunes. Allí pasa las mañanas dando largos paseos por la playa, subiendo a la colina de los alemanes, donde veranea parte de la progresía nacional, y disfrutando del atún de la zona. Y quizá sea este lugar donde tan buenos ratos ha pasado con las mujeres de su vida (Paloma Olmedo, la madre de sus hijos Hugo y Román, y su actual pareja, la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Carmen Gallardo)– su refugio mental tras la explosiva dimisión el pasado miércoles de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Una bomba política para alguien que parece estar eternamente de retirada. Un político fuera de molde al que muchos tildan de «excesivamente blando» y de tener «la sangre de horchata».
Familia numerosa
Gabilondo es una «rara avis» en la política. A pesar de haber sido ministro en la era Zapatero, su perfil personal es casi desconocido y su ausencia de titulares hace que pocos quieran escarbar en su trayectoria personal. Hasta sus propios hijos siempre le han visto como un señor mayor. Él mismo cuenta que cuando Zapatero le propuso en 2009 ser ministro de Educación, su hijo menor le dijo: «Papá, ¿estás seguro de lo que vas a hacer, con la edad que tienes?».
Ni siquiera su declaración de bienes ha despertado ningún titular. Y cuando ha habido confusiones, las ha deshecho con más premura que la que emplea en dar réplica a sus contrincantes políticos. «Yo no tengo ningún ático. Solo un pequeño apartamento en Zahara de los Atunes y un piso en copropiedad en Madrid». Se trata de un sencillo inmueble en el Pinar de Chamartín porque está muy cercano a la estación de tren que le ha servido hasta ahora de lanzadera para ir a la Universidad Autónoma de Madrid, donde es catedrático de Metafísica. El que fue el quinto hijo de los nueve del carnicero del mercado de la Bretxa, en San Sebastián, está habituado a no dar problemas. Como en todas las familias numerosas, los mayores se ocupaban de los pequeños y así, en cadena. Los Gabilondo eran un clan en toda regla y eso ha marcado el carácter de Ángel. Lourdes, misionera en Corea; Iñaki, una de las voces radiofónicas más emblemáticas de la historia de España; Pedro, periodista legendario; Ramón, ejecutivo de la comunicación; Luis y Arantxa, doctores; Javier, carnicero, y Jesús, el pequeño, trabajó en Aspace. Ángel se hizo fraile. Después los caminos de la introspección le llevaron a estudiar Filosofía, es profesor, rector, exministro de Educación y ahora líder del PSOE en la Comunidad de Madrid. Eso sí, de pequeño prefería no liderar nada y formar parte de ese fuerte engranaje que era una familia marcada por el antifranquismo de sus padres, algo que le llevó a construir una adolescencia sin habitaciones para el rencor, como a él le gusta decir.
De su primera mujer, Paloma Olmedo, solo se sabe que mantiene una excelente relación. También la tiene con sus dos hijos, que rozan la treintena: Hugo y Román. Hugo, que es científico especializado en fisiología animal, trabaja actualmente en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y ha acompañado alguna vez a su padre en campaña electoral. Un perfil más anónimo tiene Román, que es diseñador. Los dos también tienen un trato cercano y correcto con la novia de Gabilondo, Carmen Gallardo, una mujer muy discreta que ya ha dejado claro que nunca ejercería de primera dama de Madrid. La pareja lleva dos décadas de convivencia sin papeles de por medio y apenas ha modificado sus rutinas más allá de los límites que ha impuesto la pandemia. Los vecinos de Pinar de Chamartín suelen salir a menudo juntos a dar paseos y alguna que otra vez él sale corriendo en solitario. Este perfil comedido hace que Gabilondo esté más cerca de ser el futuro Defensor del Pueblo que el líder del PSOE en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, el partido de Sánchez no tiene recambio para hacer ese movimiento. Consciente de que para liderar el PSOE madrileño en época Covid se necesitan otras fauces de las que Gabilondo adolece, le vuelven a sacar a la palestra. Él obedece con disciplina monástica, algo que ya entrenó cuando llevaba hábito. El nervio lo guarda para los partidos de la Real (Sociedad). Y si los ve en familia, mucho más.
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