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El homenaje del rey Carlos III a Isabel II en su primer discurso de Navidad

Un mensaje que fue grabado de pie en el coro de la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, a las afueras de Londres, donde está enterrada su “querida” madre con su esposo, el príncipe Felipe

El rey Carlos IIIha pronunciado este domingo su primer discurso de Navidad como rey tras la muerte de Isabel II. Un emotivo momento que aprovechó para rendir un particular y bonito homenaje a su madre, así como a las personas que de manera desinteresada ayudan a quienes más lo necesitan.

La creencia de mi madre en el poder de esa luz era una parte esencial de su fe en Dios, pero también de su fe en las personas y es algo que comparto con todo mi corazón”, recordó la profunda creencia de la fallecida monarca e en Dios, “la luz eterna”, y en la bondad de las personas para ayudar a los demás. “Es una creencia en la extraordinaria capacidad de cada persona para tocar, con bondad y compasión, las vidas de los demás y hacer brillar una luz en el mundo que les rodea”.

También ha resaltado la dedicación de las fuerzas armadas y los servicios de emergencia que “trabajan incansablemente” para mantener a la población “a salvo”, así como “los profesionales de la salud y la atención social, nuestros maestros y, de hecho, todos aquellos que trabajan en el servicio público, cuya habilidad y compromiso están en el corazón de nuestras comunidades”.

Y ha aprovechado su primer discurso navideño para “rendir homenaje en particular a todas aquellas personas maravillosamente amables que tan generosamente dan alimentos o donaciones, o el bien más preciado de todos, su tiempo, para apoyar a quienes les rodean”.

Un discurso que fue grabado de pie en el coro de la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, a las afueras de Londres -donde está enterrada su “querida” madre con su esposo, el Príncipe Felipe- junto a un gran árbol de Navidad, decorado con materiales sostenibles, como papel y vidrio, y productos naturales como piñas.

La familia real pasará este día de Navidad en la residencia de Sandringham, al sureste de Inglaterra, con sus más allegados.