Monarquías
El día que la Reina Isabel II hizo espiritismo para contactar con su padre, el fallecido Rey Jorge VI
¿Qué pasó aquella noche en Kensington? ¿Pudo 'hablar' la monarca con él?
La pérdida del Rey Jorge VI el 6 de febrero de 1952 sumió a sus seres queridos en un profundo dolor. Falleció mientras dormía, impidiendo así a la familia despedirse y cerrar posibles cuentas pendientes. Profundamente religiosa, la Reina Isabel II siempre creyó en la vida después de la muerte y, desesperada por hablar una última vez con su padre, recurrió a los servicios de una conocida médium en Reino Unido para contactar con él un año después de verse obligada a decirle adiós.
Ocurrió, según recoge "Daily Mail", una noche de 1953 en una dirección desconocida de Kensington, y a la Reina Isabel se unieron el duque de Edimburgo, la Reina Madre, la princesa Marina de Grecia, la duquesa de Kent y su hija, la princesa Alejandra.
A la luz de las velas, confiaron en el supuesto talento oculto de Lilian Bailey, una mujer nacida en Cardiff, para hablar por última vez con sus seres queridos, entusiasmados por las buenas referencias que le escucharon a Lionel Logue, el logopeda que ayudó al Rey Jorge VI a entonar sus discursos tras ascender al trono. Este quedó "impresionado" con los poderes de la espiritista cuando le ayudó a contactar con su mujer en el más allá, y no dudó en recomendarla a la familia real cuando Jorge VI exhaló su último aliento.
Solo los allí presentes conocen qué ocurrió esa noche, pero lo cierto es que ni la Reina Isabel II ni sus acompañantes volvieron a recurrir a los servicios de Bailey. En cambio, la Reina Madre sí se puso en contacto con ella en más ocasiones, con la esperanza de que volviera a abrirle las puertas de lo desconocido.
Quienes conocen a la Reina, aseguran que lo más probable es que Isabel II solo aceptara participar en esa sesión de espiritismo para acompañar a su madre, muy afectada por la muerte de su marido y esperanzada en poder hablar con él una vez más.
Pero no quiere esto decir que la Reina no creyera en el más allá. De hecho, está documentado otro caso en el que Isabel II contrató los servicios de un experto en la materia para quedarse más tranquila. Fue en 2001, cuatro años después de la muerte de Diana de Gales. Desde su fallecimiento, la monarca percibía "malas energías", especialmente en el castillo de Sandringham, y llamó al párroco del citado estado para llevar a cabo un ritual que "liberara" el espíritu de la princesa.
"Una de las damas de compañía de la Reina me contó que durante el verano, Isabel la invitó a Sandringham para participar de un pequeño y secreto servicio religioso en una de las habitaciones del castillo. La única persona que estuvo ahí, además del párroco, fue la propia Reina Madre. El párroco caminó por todas las habitaciones del castillo y en efecto, sintió una suerte de energía de falta de paz en una de ellas", reveló en sus diarios Kenneth Rose, uno de los biógrafos de la familia real.
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