Adiós a los rumores
El emocionante puñetazo de Kate Middleton a todos los especuladores
Mientras se imponía el silencio desde palacio eran los rumores los que dominaban el discurso en los medios de comunicación
Hay misterios que alimentan durante días el gallinero mediático y el lupanar desmelenado que son ciertas redes sociales, y que se resuelven a golpe de noticia bomba. Como una verdad única e irrefutable que nos explota a todos en la cara. Desde hace apenas un rato sabemos que Kate Middleton, princesa de Gales, no está muerta, pero sí se encuentra luchando por su vida. Ha sido ella misma, en un vídeo que es un cóctel de valentía y de dignidad, quien ha anunciado que padece cáncer y que se está sometiendo a un tratamiento de quimioterapia. Su entereza y su belleza son un puñetazo en las caras de todos aquellos que en estas últimas semanas han especulado con toda suerte de chismes disparatados en torno a su persona, y que ahora, es casi seguro, nos mostrarán a la plañidera superlativa que llevan dentro, y con la que intentarán maquillar el adefesio que crearon.
El vídeo de Kate, insisto, es una pieza memorable, un misil en la línea de flotación de quienes viven de traficar con el rumor y de arrinconar a todo aquel ilustre que no descapota hasta el último rincón de su vida, incluida la faceta más privada, aquella que merece ser blindada con los más resistentes metales. En ese vídeo, la mujer del también vapuleado Guillermo de Gales nos dice que ya está bien, que hasta aquí ha llegado la fiesta, que el mundo entero se lo ha pasado como estudiantes en viaje de fin de curso a su regia costa, pero que no había otro motivo que justificara su ausencia que el de una enfermedad que la ha visitado demasiado pronto. Porque más allá de sus buenas palabras, de su exquisito mensaje en un inglés igualmente exquisito, lo que nos llega es un «ya está, fin de la historia».
En su mensaje, que ha dado la vuelta al mundo y que será la portada de los diarios de hoy y una de las noticias que marcarán la actualidad de los próximos días, ha mencionado por dos veces a su marido, «William», ha citado a sus tres hijos, ha pedido «espacio y privacidad» para afrontar los difíciles días que tiene por delante, se ha disculpado por desatender sus obligaciones laborales (ay) y, por último, se ha dirigido a todos aquellos que como ella se encuentran en las zarpas del cáncer, y a sus familiares.
Quizá Kate no lo sepa, pero su vídeo es emocionante. Por cuanto tiene de triste y, también, por la fortaleza que demuestra quien ahora lo único que necesita es amor, como en el clásico de los Beatles, un grupo al que es posible que haya escuchado mucho en estas semanas de murmullos lamentables en las que ha estado en boca de todos mientras ella callaba y se acorazaba contra la mala fortuna que la ha visitado al alba. Una perfecta dama inglesa, sí. Suerte, Kate.
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