Nuevos detalles
El mayor miedo de Kate Middleton en el hospital se filtra seis meses después
La princesa en enero no quiso que nadie supiese que estaba luchando contra un cáncer. Pero todo lo hacía por sus hijos
Parece que el río ha vuelto a su cauce y que el escándalo que planeó sobre Kate Middleton durante semanas se alejó sin causar males mayores. Eso sí, no fue nada fácil para ella tener que sortear la polémica que se cernía sobre ella al no dar explicaciones sobre la cirugía abdominal a la que se sometió el pasado 16 de enero. Informó de su entrada en quirófano, pero no el motivo de su operación ni el alcance de su dolencia. Pasaban las semanas y no había actualización sobre su estado de salud más allá de un tibio “está bien” que no convencía a nadie. Su pueblo pedía saber detalles y ante el silencio, llegaban las especulaciones. Finalmente grabó un vídeo para anunciar que estaba librando una batalla contra el cáncer y que era su expreso deseo hacerlo en la intimidad, alejada del bullicio y refugiada en su marido, el príncipe Guillermo, y sus tres hijos. Ahí recuperó parte de la calma.
No obstante, el misterio seguí ahí, pues poco o nada se sabía sobre lo que sucedió aquellos días de enero cuando Kate Middleton estaba ingresada en The London Clinic. El hospital en el que fue operada el mismo día en el que su suegro, el rey Carlos III de Inglaterra, corría la misma suerte y por la misma enfermedad, en su caso un cáncer de próstata. Ahora, seis meses después, se han filtrado detalles inéditos que hasta ahora no habían salido a la luz. Información que pone de relieve la preocupación de la princesa por proteger a sus hijos durante su estancia hospitalaria, mientras que su propia salud estaba en peligro. Lo que evitó en todo momento es que sus pequeños se llevasen una mala impresión de su estado, de ahí que prohibió que la vieran en la cama, con vías o cables que pudiesen provocarles cierto temor. De ahí que, según ‘Tatler’, tan solo su marido fuese a visitarla en la clínica, mientras sus hermanos estaban de vacaciones recorriendo mundo como si tal cosa.
Mientras que Carlos III no mostró reticencias al afrontar esta problemática médica y mediática con normalidad, Kate Middleton sí que puso muchos impedimentos al flujo de información. Esto puso en serios aprietos al gabinete de comunicación de palacio, que se veía entre la espada y la pared entre el deseo de la princesa a guardar los detalles sobre su propia salud en secreto y el clamor popular y la presión de los medios por saber más. Así llegaron semanas de especulaciones, informaciones falsas que añadían dramatismo a las circunstancias y que bien podrían llegar a oídos de los pequeños, de ahí que se optó por romper el silencio y ponerle nombre a la enfermedad que padecía. Por sus hijos calló en un principio, pero por ellos tuvo que tomar la palabra en el mes de marzo cuando compartió el vídeo que paralizó el mundo.
En él, Kate Middleton por fin reconocía el alcance de sus problemas de salud tras esa misteriosa “cirugía abdominal”. Habló sobre el tratamiento contra el cáncer con el que andaba lidiando y pedía el respeto y la comprensión en tan difíciles momentos. Además, volvía a dejar patente su deseo de proteger a sus hijos, como así se ha desvelado ahora que fue su mayor preocupación durante sus días ingresada en The London Clinic. Suplicó su derecho a afrontar su enfermedad con privacidad, rodeada de sus hijos y sintiendo el cariño de sus íntimos, sin tener que responder a alarmantes titulares que, en ocasiones, incluso apuntaban a un fatal desenlace o llegaban a afirmar que se encontraba en coma por la gravedad de sus secuelas. Por fortuna se desmintieron estas ‘fake news’ y pronto se espera que regrese a la vida pública, llegándose ahora a plantear la posibilidad de que el próximo domingo, 14 de julio, esté presente en la final de Wimbledon celebrada en Londres.
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