Guerra

El punto R de Putin o por qué Lermontov le hace llorar

Hemos descubierto el lado romántico del presidente ruso: su gusto por el lord Byron eslavo

El presidente de Rusia, Vladimir Putin
El presidente de Rusia, Vladimir PutinDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Cómo piensa Vladímir Putin, cómo sueña o cómo sufre. Qué hay detrás de esa mirada de acero o bajo la piel gruesa que curte en sus baños de agua helada. Son incógnitas que se repiten a medida que recrudece los ataques sobre Ucrania y con las que él se pavonea dejando que el enigma sea parte de supoder. Pero hay un detalle que se le ha escapado y podría ser más que interesante para descubrir definitivamente si tiene alma y, si la tiene, cómo la alimenta: su poeta de cabecera, Mijaíl Lérmontov. Hasta la fecha, este poeta romántico, oficial zarista y disidente, puede que sea el único hombre que le haya hecho llorar.

Ocurrió durante las protestas de la primavera de 2012 contra la política exterior del Kremlin. Putin recitó en público unos versos del poema «Borodino» de Lérmontov, que describen la batalla contra la invasión francesa. «Moriremos defendiendo Moscú», concluyó entre lágrimas parafraseando al poeta. El contexto era bien distinto, pero se dijo que ahí pudo despertar su nostalgia por la vieja URSS y con la nostalgia sus propios demonios.

El Presidente de Rusia, Vladimir Putin
El Presidente de Rusia, Vladimir PutinMikhail KlimentyevAgencia AP

El poeta, nacido en 1814 en la época de los zares, representa el mito romántico de la literatura rusa. Si fuese un personaje actual, habría sido uno de los integrantes del fatídico club de los 27, formado por artistas que han muerto a esta edad de una manera trágica y en la cúspide de sus carreras. Como Jim Morrison, Amy Winehouse o Kurt Cobain, por ejemplo. Lérmontov también murió a esta edad en un trágico duelo y a partir de su obra se gestó la leyenda como clásico de las letras. El presidente ruso ha declarado que siempre tiene sobre la mesita algún volumen de este autor y en sus apariciones le cita y recita. Repasa su biografía y revisita fragmentos de «El héroe de nuestro tiempo», su obra más conocida. Está considerado como el Lord Byron de Rusia y es de obligada lectura en los colegios.

Renglones torcidos

Sorprende que en medio de la atrocidad quepa un arte que se ocupa de la belleza de una forma tan sublime. El ciudadano está más habituado a sus testosterónicas exhibiciones de fuerza practicando pesca submarina, senderismo, caza o rafting mientras hace ostentación muscular con el torso desnudo. Levanta mancuernas, pilota lanchas y barcos a motor y conduce modernos cazas de combate Sukhoi 35. Es posible que no necesite la poesía para conectar con la parte más íntima o espiritual de la vida o del ser humano, sino para engrosar su ideario patriótico y robustecer su ego con citas aprendidas del poeta del Cáucaso, llamado así porque fue enviado para aplacar a los rebeldes en Chechenia como militar zarista.

Este autor era un hombre individualista, indómito y contestario. Desde el Cáucaso lanzó una auténtica ofensiva en verso contra la Rusia de los zares, definiéndola como «nido de déspotas, sumisos y soplones». Buena parte de su corta vida la invirtió en su poema «El demonio», que no llegó a editarse en vida debido a su contenido subversivo. Ahora está traducido a 13 lenguas europeas. El autor dibuja en él un ángel caído que se levanta contra Dios, un amor demoníaco y letal. Comenzó a escribirlo con 14 años y fue variando su argumento: de ángel y demonio enamorados de una monja pasó a demonio que corteja a una monja. Su presencia se volvió incómoda, pero nunca se implicó políticamente. Es en su carácter déspota, obcecado y explosivo, casi camorrero, donde Putin podría haber encontrado inspiración, puesto que ha confesado que adora su valentía. «Fue muy crítico con los zares», aclaró en 2014 en una conferencia de Prensa en la que recordó que se celebraba el centenario del nacimiento de Lérmontov.

Protestas contra Putin
Protestas contra PutinYOAN VALATAgencia EFE

Sin embargo, sería injusto achacar a la obra de poeta el germen de su ambición sin coto, de su ira o del culto a sí mismo. Ni siquiera ese carácter espartano que debió de definirse en una infancia solitaria sin la presencia de sus padres biológicos. Mucho antes de iniciarse en la literatura clásica, Putin daba señales de la inquietante personalidad que hoy le define. En su libro «En primera persona» recoge imágenes de infancia acompañadas de algunas frases. En una de ellas, junto a su madre, hay una nota que dice: «Cuando era un niño como tú, no sabía que llegaría a presidente y respondería por todo». El texto junto a la segunda foto, Putin adolescente tímido y de pelo lacio, termina con estas palabras: «Su entrenador de sambo y yudo sabía que era un verdadero luchador, fuerte, que lucharía hasta el final».

Además de poesía, asegura que es capaz de memorizar «El Principito», la novela del escritor francés Antoine de Saint Exupéry que dejó valores universales que no han conseguido perforar su dermis y lecciones tan básicas para la vida como esta: «Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio».