Subasta

Audrey Hepburn, un icono que nunca muere

Hay muchas actrices famosas, pero pocas son las que se convierten en icono.

Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”
Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”larazon

Hay muchas actrices famosas, pero pocas son las que se convierten en icono. Audrey Hepburn es una de las mujeres que fue tocada por esa gracia y, pese a contar en su haber con títulos tan emblemáticos como «Vacaciones en Roma» o «Sabrina», sin duda es «Desayuno con diamantes», el largometraje que coprotagonizó junto con George Peppard en 1961, la película que la hizo universal. Ella no era la primera opción para interpretar el papel de la inolvidable Holly Golightly. De hecho, Truman Capote, el autor del texto, prefería a Marilyn Monroe para aquel rol: las curvas de la rubia más deseada de Hollywood así como su carnosidad casi pecaminosa coincidían más con el alma de su personaje, una prostituta de Nueva York. Pero fue Hepburn quien logró el trabajo dándole una luz especial a la mirada de aquella mujer perdida en la Gran Manzana neoyorquina.

En el film de Blake Edwards, el vestuario de Golightly corrió a cargo de Hubert de Givenchy, el diseñador de cabecera de Hepburn. Él fue el encargado de crear aquel emblemático vestido negro con el que comienza la película y que está considerado uno de los diseños más icónicos del cine hollywoodiense. De las tres copias que se hicieron, una se subastó en 2006 y superó los 700.000 euros. Otra, la que según cuentan fue la que realmente lució la actriz, pertenece al Museo del Traje, por donación del propio Givenchy.

Ahora le toca el turno de batir récord a otro de los vestidos que vistió Audrey en «Desayuno con diamantes». Y no es uno cualquiera. Se trata del modelo de cóctel rosa que la actriz lleva en otra de las escenas míticas de la película. Llega de una fiesta acompañada por el español José Luis de Villalonga (que interpreta a un acaudalado brasileño) y es entonces, ya en su apartamento, cuando sufre la mayor crisis de su personaje, al enterarse de que ha fallecido su hermano Fred. Holly pasa de un momento a otro de la alegría a la pena más desgarradora, con ese vestido buscando encarnar una luz de esperanza en contraste con ese fatal momento.

El diseño en sí destaca por sus sencillas líneas, con una cintura marcada por un cinturón que se ata con un generoso lazo y un escote remarcado por los dos tirantes del vestido. El color elegido hace referencia a las creaciones de Cristóbal Balenciaga. El genio vasco era un fanático de este tono y Givenchy, el máximo seguidor del creador de Getaria, buscó rendir un homenaje a quien consideraba su maestro (aunque fue Audrey quien tuvo la idea original sobre el color). Sobre la tela, aparecen bordadas lentejuelas, cuentas de cristal y una serie de borlas en oro pálido que le dan una gran riqueza cromática y que demuestran el buen hacer del diseñador francés. Además, este vestido es el más original de toda la película, ya que es el único en un color vibrante, pues en el resto de diseños predomina los colores negro y tierra.

Se trata, además, de una creación que apareció en la colección de otoño de 1960 de Givenchy aunque en color negro. De hecho, no fue Audrey la primera en lucirlo, sino Lee Radziwell, hermana de Jacqueline Kennedy. Audrey, por su parte, solicitó este diseño para la película, pero prefirió que se hiciera en rosa y que se modificara el escote, que en la versión original era algo más alto.

El próximo 8 de septiembre se conocerá el precio definitivo que alcanzará este diseño pero nadie duda de que sumará varios ceros. De hecho, su precio de salida supera los 46.000 euros, por lo que está claro que la pieza va a ser una de las estrellas del año en lo que ha subastas de indumentaria se refiere. Audrey demuestra así que no solo es un icono de la historia sino también que sigue siendo una máquina de hacer dinero.