Familia
Álvaro, la pérdida del Forqué que Verónica nunca superó
Guionista y director, la actriz nunca superó la pérdida del que consideraba su alma gemela
Esta semana el mundo de la interpretación se vestía de luto para despedir a Verónica Forqué, una de las actrices icónicas del cine español en los últimos 30 años. La mujer con la “sonrisa más dulce del cine” -como se la ha recordado-, perdía la vida al suicidarse en su domicilio de Madrid. Las trágicas circunstancias de su muerte han puesto de manifiesto la frágil salud mental de la actriz de 66 años. Una enfermedad que la actriz nunca ocultó a sus más próximos e incluso aireó sin tapujos en más de una entrevista.
La actriz llevaba una temporada “baja” como ella misma reconocía. El difícil momento vivido en el concurso “Masterchef”, vino a ahondar el duro momento que vivía en el plano personal. Los últimos años no habían sido buenos para la hija del director José María Forqué y la escritora Carmen Vázquez-Vigo. Verónica había tenido que superar una dura separación con Manuel Iborra, su marido durante 33 años. A este fracaso matrimonial se le unió la peor de las desgracias: la muerte de su único hermano, Álvaro Forqué. Dos años mayor que ella, el fallecimiento de éste fue un golpe casi irreparable para la actriz, que nunca llegó a superarlo. Ambos eran almas gemelas, y su falta llegó, además, en el peor momento: tras el divorcio de su marido. A pesar de su muerte su hermano se hizo más presente que nunca en su vida. Preguntada por su hija, Verónica aseguraba que “mi hija, María, se parece a mi hermano; ella es una persona feliz, muy madura, que no se complica la vida por nada”.
Una pasión común entre almas gemelas
El más desconocido de los Forqué hubiera cumplido 68 años este 11 de diciembre, sólo dos días antes de la muerte de la actriz. Verónica y Álvaro compartían la pasión común por el cine y el mundo de la interpretación. Aunque la vocación de Álvaro fue algo más tardía. De joven cursó estudios en Gran Bretaña licenciándose en Filosofía y Letras. Su padre, director y guionista, es quien le mete el gusanillo del celuloide. De sus trabajos como director y guionista de documentales quedan títulos destacados como el dedicado a Joaquín Costa (2011), Viaje al corazón de Marruecos (2010), La trastienda (2008) o Hijos de Andalucía (2005). Gracias a su filmografía, Álvaro Forqué consiguió el reconocimiento de la crítica por Al final del amanecer (2006), un documental encargado por el Instituto Cervantes y galardonado con el Premio SOS Racismo, por su testimonio a favor de los derechos humanos y la igualdad de las razas.
Aunque su carrera como director se centró en el rodaje de documentales, su padre, José María Forqué, le metió en la sangre el “veneno” del largometraje. Junto a él filmó Nexus 2.4331 (1994), una película futurista ambientada en un planeta extraterrestre habitado por terrícolas, en la que Álvaro compartió créditos de guionista con el mítico director. Aunque, sin duda alguna, de la película que más orgulloso se sentía fue El orden cómico (1986), su opera prima. En ella Álvaro, que escribió el guión y dirigió el film, contó como protagonista con su hermana Verónica Forqué, que compartía celuloide con otros grandes de la escena como Jesús Puente, José Luis López Vázquez, Pilar Bardem o unos jovencísimos Maribel Verdú o Enrique San Francisco. Casualidades del destino, el primer corto que realizó en su vida Álvaro fue gracias a un personaje tristemente de actualidad también esta semana. Forqué lo tituló Tenis, y tuvo como protagonista a Manolo Santana, que ayudó al director novel para que el corto viera la luz pese a su corta experiencia.
Sumida en la tristeza
El fallecimiento de su hermano sumió a la familia en una espiral de tristeza. “Sólo éramos los dos y estábamos muy unidos, pero lo más duro fue tener que darle la noticia a mi madre, que tiene 91 años. Algo para lo que nadie te prepara”, comentaba en una entrevista. Preguntada sobre si existe vida después de la muerte, la artista aseguraba resignada, “por supuesto que sí, de otra manera no se entiende la perfección de la naturaleza, del universo. De ahí que no entienda a esas personas que no creen en nada ni en nadie.” Respecto al miedo a morir, la actriz dejaba claro que, pese a todo, se consideraba una mujer valiente: “yo gracias a mi madre hago yoga y meditación desde hace muchos años, y eso me ha ayudado a crecer, a desarrollarme como persona, a no tener miedo, porque el miedo nace del temor a la muerte.” Verónica descansa ya junto a su alma gemela.
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