Gente

Sin venganza

Una dama torera llamada Paloma Cuevas (y todo lo que tiene que callar Enrique Ponce)

La cordobesa no quiere que nada de su ‘ex’ afecte a sus padres y a sus hijas

Paloma Cuevas
Paloma CuevasJesús BrionesGtres

La diseñadora cordobesa está habituada a no dar que hablar. Ha sido una mujer extremadamente tímida y discreta en los 25 años de matrimonio con el diestro Enrique Ponce. Hasta que no llegó el divorcio, el pasado diciembre de 2021, poco se sabía de la actividad profesional de Paloma Cuevas. Proyectaba una imagen de madre modelo con sus dos niñas de anuncio, Bianca y Paloma, y sus estilismo de Valentino en las principales cabeceras de las revistas del corazón. Pocos sabían que diseñaba joyas y eso que algunos de sus pendientes los ha llevado la Reina Letizia. Casi nadie sabe que tiene una titulación en Administración de Empresas por una universidad de Boston y que Nueva York es su refugio. Ahora, Cuevas es ahora una mujer renovada. Está volcada en su faceta como diseñadora de trajes de fiesta con Rosa Clará. La relación entre ambas diseñadoras viene de tiempo atrás, ya que Paloma lleva varios años luciendo los diseños de Clará incluso en los eventos más importantes, como la boda de su hermana Verónica Cuevas, o la primera comunión de su hija Blanca.

Además de la moda, Cuevas ha querido mostrar en esta nueva fase de su vida su admiración por la escritura, otra de sus grandes pasiones. Así en una publicación de Instagram confiesa que desde niña conserva su diario de notas donde Ken Follet y Stephen Hawking se encuentran entre sus grandes referentes.

El torero Enrique Ponce y Paloma Cuevas en una imagen de archivo
El torero Enrique Ponce y Paloma Cuevas en una imagen de archivoKLA/KLB/KABGTRES

Sin embargo, jamás encontrarán a una Paloma Cuevas vengativa. Ponce lo debe todo a los padres de Paloma. Sobre todo a Victoriano Valencia, una de las personas más importantes en la carrera profesional de Enrique Ponce (junto con su abuelo Leandro, que llevó al torero por primera vez a una plaza con cinco años, y Juan Ruiz Palomares, que le acogió en su finca de las Navas de San Juan cuando estaba empezando). Paloma sabe que su padre, que va a cumplir 91 años está delicado de salud, y hace todo lo posible para que esa ingratitud no le haga mella. Valencia no solo fue un gran consejero taurino, sino un gran apoyo económico para el torero. Para ella, su exmarido es ante todo el padre de sus hijas, aunque no se prodigue con ellas tanto como le gustaría, y la persona con la que compartió un cuarto de siglo de felicidad sin fisuras. O al menos eso creía ella. Por eso, intenta permanecer ajena a las idas y venidas del torero. No entra al trapo de los cruces de declaraciones y jamás usará sus redes sociales para alardear de la nada que no sea lo estrictamente profesional.

Paloma hace caso omiso a quienes le piden más dureza contra la otra parte. El rencor no va con ella.