EGOS
Tana Rivera, la aristócrata rebelde sienta la cabeza (y no, no quiere ser influencer)
La nieta de la Duquesa de Alba y Carmina Ordóñez, coronada en la Feria, tiene los pies sobre la tierra
Que levante la mano quien eche de menos a la divina Carmina Ordóñez lavando sus pies con Coca-Cola después de realizar el camino, del Rocío, ¡claro! Si eres como yo, seguro que ya te has dejado embrujar por la nueva heredera, su nieta, pero también nieta de otra grandísima dama a la que también echamos de menos, la gran Cayetana, la Duquesa de Alba. Dos dinastías con solera e historia, la de los Rivera Ordóñez y la de los Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart. Así que si hay a alguien que pueda hacerle sombra en su camino de influencer «real», Victoria Federica de Marichalar y Borbón, es ella. Aunque este mundo no parece que le vaya porque su cuenta es privada, solo para íntimos. Y si a las dos les une el mundo taurino, gana por goleada Tana, ya que es hija, nieta y sobrina de toreros.
Cayetana Rivera, más conocida como Tana, es la sangre fresca de dos dinastías, la torera y la de alta alcurnia y ha sacado lo mejor de las dos, porque es guapa como la rama Rivera y súper atractiva como la de Alba. Tiene lo más llamativo de las dos abuelas, la belleza física de Carmina y esa gracia, señorío y saber estar de la gran Duquesa de Alba, con ese punto naïf y hippy fruto de muchos veranos en la tierra adorada por su madre, Ibiza.
Cuando tuvo su puesta de largo, ese vestidazo rojo y ese recogido hicieron de ella una debutante súper elegante, nada que ver con muchas niñas que pecan de cursilería. Bailaba con arte y gracia, descalza como su abuela Cayetana. Se ve que Cayetana junior tiene las cosas claras, muy claras. Como cuando decidió que quería irse a vivir con su padre después de cumplir los dieciocho años y «centrarse más en sus estudios». Decían que contaba con el respeto y comprensión de su progenitora, pero me cuentan que a la «duquesita» no le hizo ni pizca de gracia, (recordemos la batalla naval y legal que se libró), pero tuvo que tragar, porque, aunque es pequeñita tiene mucho carácter, tanto que quizás fuera por eso que la gran Carmina animó a su hijo el día de la boda a salir corriendo a la torera… cosa que no hizo y años más tarde llegó el sonado divorcio. Eso sí, recordemos que el «arrebato sevillano» le duró solo seis días…
Madre e hija son dos mujeres de gran carácter, como lo eran las dos abuelas de la criatura, que se ponían el mundo por montera y hacían lo que les daba la real gana; carácter que parece que no comparten con la nueva mujer de su padre. Quizás él prefería a alguien más anodino y cursi porque ya tenía demasiado fuego alrededor, y mejor la tranquilidad sin sobresaltos al genio y figura… Ahora la relación entre los ex es más fluida, pero qué queréis que os diga, creo que hay una rubia que ha ganado mucho con el cambio, porque, ¿cómo es Narcís Rebollo? A mí que me pongan en la lista de todo hombre que quiera casarse en plan divertido de Elvis en Las Vegas y que siempre esté con una sonrisa en la boca; no me extraña que Eugenia diga que no se ha reído tanto en la vida. Ahora todo es muy «Modern family», muy «nos podríamos ir juntos de vacaciones», pero ahí también ganaría más la parte paterna porque ahora parece que se ríe mucho menos.
Puertas abiertas
Se ha educado en colegios muy buenos, y aunque tuvo sus momentos rebeldes y se ganó la fama de mala estudiante, ha hecho hasta sus prácticas, cosa que es de agradecer viendo la cantidad de «ninis» que hay; tener los pies en la tierra y una educación exquisita le abrirán muchas puertas.
Y quien sí se ha abierto muchas puertas es su novio, el sevillano Manuel Vega, de 32 años, y socio de uno de los conglomerados empresariales hosteleros más importantes de nuestro país. Y además guapo, muy guapo. Sus hermanos mayores fundaron una de las discotecas más conocidas de la capital andaluza, así que Tana tiene pase VIP. Aunque también le gustan los planes más tranquilos en el campo, o las reuniones con sus amigas haciendo «beauty parties» en el centro Poom de Silvia Moreno cuando se escapa a la capital malagueña.
Sus novios anteriores siempre habían sido muy deportistas, pero el mundo de la noche es algo más nuevo, eso sí, sus padres no lo desaprueban porque ya hay varios documentos gráficos de toda la familia junto a él. Ya he comentado que es guapo, de esos andaluces morenos de piel aceitunada, así que hace muy buena pareja con Tana a pesar de la diferencia de edad, diez años exactamente.
Acaba de ejercer de madrina en los tradicionales «Enganches» de caballos de la feria de Sevilla, y como siempre acompañada por todo el clan y además llevando complementos de las dos abuelas para tenerlas siempre presentes. La mantilla y el abanico que lucía eran de doña Cayetana y los pendientes de coral de la divina Carmina. Y además se atrevió con el verde, así que por guapa, guapísima diría yo, se tiene. El vestido «divino» como diría su abuela era obra de Enrique Rodríguez Hidalgo que además fue quien le colocó la mantilla. Y todos rendidos a sus pies, amén.
Tiene una tez envidiable, un moreno permanente acentuado con polvos de sol y la frescura y lozanía de la juventud que hacen que todo le quede bien. En Sevilla acude a la Clínica estética de Rocío Vázquez a hacerse limpiezas faciales, porque mucho más no necesita. Adora a los animales y no ha sucumbido al poder de las redes. Sí lo hizo su padre al publicar una foto con su hija pequeña mientras toreaba en la finca. Una imagen criticada por los antitaurinos, a los que Fran Rivera contestó: «Corre más riesgo mi hija cuando va en la mochilita (portabebés) y voy por la calle». A Tana parece que no le gustan las polémicas y no se le conoce Twitter ni afición al Metaverso, mejor el mundo terrenal siempre.
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