Entrevista

Jaime Fraile Peña: “Para poder ser artista siempre he tenido el apoyo familiar”

Hijo de Alfredo Fraile nos relata su vida junto a Julio Iglesias y su vocación artística

Jaime Fraile Peña
Jaime Fraile PeñaCedida

Jaime Fraile Peña acaba de presentar su primera colección de pintura y escultura que ha sido un éxito de ventas. Siempre tuvo una inclinación hacia todo lo que tuviera que ver con el mundo menos convencional que supone la faceta artística. Participa junto con otros profesionales en un proyecto al que han bautizado Ciudad del Arte museo siglo XXI en un antiguo cuartel de zapadores. Es hijo de Alfredo Fraile, que impulsó la carrera de Julio Iglesias y estuvo en los inicios de campaña de Adolfo Suárez para ser presidente de Gobierno. Jaime Fraile recuerda sus años en Miami donde pasó parte de su infancia y adolescencia y compartía vida con Chábeli, Julio y Enrique Iglesias. A su padre le define como lo hizo Machado en su retrato «un hombre en el buen sentido de la palabra».

Pertenecer a una familia como la vuestra, conocida y con proyección pública puede resultar un arma de doble filo.

No, para nada. Si eres honesto la gente buena te va a querer siempre Y la mala pondrá buena cara por delante y te intentará clavar el puñal por la espalda. En este país, la envidia es la segunda religión.

Ha reconvertido un antiguo cuartel en Fuencarral en su centro de operaciones al que ha bautizado como zapadores/Ciudad del Arte museo siglo XXI.

Es una nave donde coincidimos veinte artistas. Es una especie de universo paralelo al lado de plaza de Castilla. No hay nada parecido.

Puzles, extintores, latas de sopa Campbell como las de Warhol, convertidas en botes de aceitunas. ¿A qué tipo de cliente se dirige?

Lo mío es punk en el sentido de que rompe. Diría que es un concepto cuidadosamente descuidado. El primer día de la exposición se vendió más del setenta por ciento. Estoy muy contento.

Como plantea a su familia que quiere cambiar de vida. Los sueños son bonitos pero muchas veces realizarlos y que se cumplan es difícil.

Siempre he tenido apoyo familiar. Escribía guiones, trabajaba en series en películas, he hecho cortos pero me di cuenta que eso no era lo que quería. Creo que por eso mi cambio de vida cuajó en mi casa y en la familia. Antes de empezar la carrera me admitieron en una universidad muy respetada en Nueva York. Vieron unos dibujos que había enviado una profesora mía y con un programa de becas me admitían. Hice caso a mi padre (Alfredo Fraile) al que quiero muchísimo y me matriculé en Comunicación. Al margen tenía mi estudio. Los fines de semana me iba con un spray y pintaba las señales de «STOP». Encima de la T ponía una E y debajo una A y se leía «STOP ETA». Una manera de implicarme en contra del terrorismo. Y durante tres semanas en 199 hice con estas señales una cruz y la coloque en el paseo de la Castellana.

Su cambio radical fue en la pandemia. No dudó en dar el paso...

Estaba trabajando en una serie para una plataforma y se paralizó todo. Los primeros cuadros que hice son más oscuros y reflejan ese caos del principio de la pandemia. Después fui metiendo más color recordando los años que viví en Miami con mis padres.

El COVID les cambio la vida..

Mi padre falleció. Estuvimos esperando porque en aquel momento para poder estar con él era muy difícil. Nos dijeron que le quedaba muy poco. Cuando mi padre estaba de gira con Julio Iglesias y llamaba a casa ponía siempre a mi madre la canción de Steve Wonder «I Just Called To Say I Love You». Mi hermana Alejandra puso este tema. Estábamos todos juntos y fue duro y muy bonito.

Alfredo Fraile era un gran conocedor del arte y coleccionista. Llegó a montar un local que era restaurante y galería. Tuvo un éxito relativo.

Tuvo mucho corazón y fe para hacer las cosas, aunque no le diera dinero los proyectos.

Pasó parte de su infancia y juventud en Miami. ¿Qué recuerdos tiene?

Éramos una gran familia y llegamos a Miami en un momento en que había mucha emigración de Cuba. Íbamos al colegio y no entendíamos el idioma porque en Madrid estudiábamos en el Liceo italiano que estaba cerca de casa. Lo bueno, es que al ser tantos hermanos nos veíamos en el recreo y nos apoyábamos frente al racismo. Y cuando volvimos a España los raros éramos nosotros porque llevábamos zapatillas de cuadraditos, gorras…

Su abuelo fue el fotógrafo de «Muerte de un ciclista». Sus abuelos maternos eran los actores Luchi Soto y Luis Peña.

Hay una buena genética. Y mi bisabuela Guadalupe Muñoz Sampedro era hermana de Pilar Bardem. Y por parte de la rama Fraile, el hermano del padre de mi abuela Lameyer tiene cuadros en el Prado.

¿Érais niños consentidos como los de Julio Iglesias?

En una casa como la nuestra con tantos hermanos no se contemplaba. Pasábamos tiempo junto y también con los hijos de Carlos (Iglesias) y Mamen. Lo que notabas como en otros casos de padres separados era que los hijos tienden a aprovecharse. Lo habitual en casa era que hubiera siempre mucho follón. Fue la sala de prensa cuando secuestraron al padre de Julio, el doctor Iglesias.

Su padre pasaba más tiempo con Julio Iglesias que con vosotros....

Aunque no estuviera con nosotros lo teníamos muy presente Y luego cuando ya dejó a Julio Iglesias estaba en casa y era muy pesado. Llegaba el fin de semana y decía: «Vamos a organizar una comida, una cena, algo». Era un hombre muy familiar que nos trasladó esa unidad a los hijos. Puro cariño. Mi madre, además, tiene un carisma impresionante. Lo que quiere es que estemos contentos, felices. Y esta manera de ver la vida se la inculcaba a mi padre.