Vicepresidentas S. A., Agencia de Colocación

El tópico: detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. También se podría decir que detrás de un gran hombre siempre hay una mujer…o dos. Esto en Occidente, claro. En el mundo árabe cambia la cosa: detrás de un gran hombre suele haber un gran harén. Si observamos a nuestras gobernantas, vemos que detrás de una vicepresidenta sanchista siempre hay un gran hombre…bien colocado. Si no fuera porque ya soy viejo, ahora mismo le estaría gritando al televisor que de mayor quiero ser marido deNadia Calviño, o sea, Ignacio Manrique de Lara, recientemente nombrado coordinador de estrategia comercial y marketing del organismo Patrimonio Nacional con un sueldo, leo, de entre 84.000 y 120.000 euros.

Detalle muy importante: es tanta la generosidad y la ausencia de celos de la vice primera del Gobierno, que no le importa en absoluto que su señor esposo gane más que ella, que en el 2022 ha cobrado sólo 79.746 euros brutos, muy brutos. Eso es amor, comprensión y feminismo bien entendido. Como en el caso deTeresa Ribera, vice tercera, que tiene a su marido, Mariano Bacigalupo, muy bien colocado de consejero en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, me imagino que con un salario superior al que percibe su señora esposa.

Como se acercan tiempos de incertidumbre por las elecciones y sus posibles vuelcos políticos en 2023, apuntan las lenguas viperinas que quizá Yolanda Díaz, vice segunda y ministra de Trabajo, también se apunte a la urgente tarea de colocar a familiares y amigos procurando algún cargo a su señor esposo, José Andrés Meizoso, delineante de profesión. Podría ser el asesor del próximo seleccionador nacional para enseñar a los futbolistas a lanzar penaltis con tiralíneas. Cualquier cosa menos fijo discontinuo, claro.