Apoyo al Nobel

Vargas Llosa: padre e hijo, pasión y cerebro

Mario y Álvaro forman el tándem perfecto para afrontar la ruptura. El resto también hace piña

Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro
Mario Vargas Llosa y su hijo ÁlvaroJose Ignacio ViserasGTRES

Cuando Mario Vargas Llosa llegó a París, en 1959, una de las primeras cosas que compró fue un ejemplar de «Madame Bovary». Comenzó a leerlo esa misma tarde, en un cuartito del hotel Wetter. Desde las primeras líneas, el libro le hechizó, vampirizó su atención y supo «que desde entonces y hasta la muerte viviría enamorado de Emma Bovary». 63 años después, el Premio Nobel escenifica ese momento leyendo en voz alta un fragmento en un sillón. Su hijo mayor, Álvaro, lo graba y lo cuelga en su cuenta de Twitter. Isabel Preysler acababa de anunciar su separación con una soberbia puesta en escena que enfurece al Premio Nobel. ¿Cómo rebatir a la reina de corazones? A Mario, temperamental, las vísceras le piden airear su verdad, pero tiene a su lado a Álvaro, cerebral, que le aconseja un desahogo más sutil y a la vez avispado.

Entonces, le da a la grabadora mientras el padre lee en un francés deslucido la historia de su heroína, una mujer que quiere gozar y rodea su vida de refinamiento, belleza y elementos superfluos. Es la eterna insatisfecha que contrarresta su insuficiencia vital con amores y objetos. Mario, que reconoce que practica fetichismo literario y que con gusto coleccionaría las vértebras de los escritores que admira, se desesperó toda la vida en busca de Madame Bovary, trenzando ilusión y realidad, deseo y apetitos colmados.

La imagen, con casi un millón de visitas, es tan potente como cualquiera de sus metáforas literarias. Algunos usuarios ven a Isabel en Madame Bovary y en él al amante vencido, al hombre que al fin vio que la realidad estaba por debajo del sueño. Mientras, su hijo Álvaro exige consideración, respeto con sus afectos y sentimientos. También los lectores están pidiendo que nos olvidemos de los asuntos del corazón. Tienen razón, pero en Mario biografía y literatura son indisolubles.

El Premio Nobel está recibiendo el apoyo incondicional de sus tres hijos, Álvaro, Morgana y Gonzalo, además de sus siete nietos, con los que mantiene un contacto estrecho. Con el primogénito muestra una gran complicidad. Es autor de algunos ensayos e imparte conferencias sobre economía y política internacional. En 2021 se separó de Susana Cecilia Abad, madre de sus tres hijos, y poco después volvió a emparejarse, esta vez con una mujer de origen libanés.

Fue el primero en trasladarse a Madrid para estar a su lado y calmar las cosas en medio del revuelo mediático. Pasaron el fin de año en París, pero no tardaron en regresar a España, donde les esperaba Morgana, fotógrafa, madre de dos hijas y discretísima. Aunque reside en Lima (Perú) viaja con frecuencia a la capital española para disfrutar de la compañía de su padre, quien la define como «una auténtica autoridad», por su carácter enérgico. Gonzalo, el menor y el más silencioso –según Mario–, siempre fue el más reacio a aceptar el enamoramiento, pero hoy cuenta con su absoluta protección. Trabaja como Alto Comisionado de las Naciones Unidas, está separado y tiene dos hijos. En 2010 vivió un idilio con GenovevaDurante los ocho años de noviazgo del padre e Isabel, no le ha resultado fácil equilibrar su desacuerdo con el amor y admiración a la figura de Mario. Casanova.

Paradójicamente, la paternidad no estaba en los planes del Premio Nobel. No veía que hubiese un modo de conjugar la crianza con el oficio de escribir. Una vez que fueron llegando, ha reconocido que todos sus recuerdos son entrañables. Vio nacer a Morgana, que vino al mundo en Barcelona, y le habría gustado lo mismo con sus hijos varones, pero en Lima la prohibición de que el padre asistiese al parto era categórica. «Si tuviera que empezar de nuevo, los procrearía ídem a los tres», declaró hace tiempo.

La ruptura con Isabel le ha servido para recuperar las risas, las sobremesas y ese sentido de tribu que une a la familia en medio de la tormenta. Seguirá fantaseando con Madame Bovary, soñándola y dejando que su figura se entrecruce en su escritura y en la vida sin que nadie acierte a saber qué es literatura o realidad.

Boda a la vista en el clan Vargas Llosa

El 4 de marzo de 2023, el enlace de Josefina, la hija mayor de Gonzalo Vargas y su exmujer Josefina Said, el ingeniero mexicano Emiliano Camarena, congregará a la familia Vargas Llosa y la expectación es ya máxima. Podría ser el primer encuentro público del escritor y su exmujer, Patricia, tras la separación del Nobel de la reina de corazones, Isabel Preysler. La pedida de mano tuvo lugar en Jalisco, la ciudad natal de Emiliano, y tienen la lista de bodas en Bloomingdale’s, una cadena de lujo estadounidense, pero el lugar de la ceremonia es una incógnita.