
Mayoría de edad
Despixelamos a Barbi Suárez en su 18 cumpleaños: cowboys, discoteca y una "modern family" unida por el amor y la música
La hija de Emiliano Suárez y la marquesa de Mariño celebra su mayoría de edad con una doble fiesta en clave country y flúor

Dicen que los 18 marcan el inicio de la vida adulta, pero si algo dejó claro Bárbara Suárez el día de su mayoría de edad es que crecer no significa dejar de celebrar con alegría. Barbi, como la llaman en su entorno, reunió a su "modern family" en una fiesta doble que combinó campo y ciudad, tradición y desenfado, en una jornada con espacio para todos: desde los ex con buena sintonía, hasta las madrastras que se convierten en mejores amigas.
La primera parte de la celebración tuvo lugar en la casa familiar, con una comida al aire libre y estética western. Barbi brilló con un estilismo dorado, chaleco marrón y botas cowboy, en un look al que Marta Sánchez –casi tía postiza de la homenajeada– contribuyó con prendas prestadas. La energía de la cumpleañera era contagiosa, bailando en el jardín con Carola Baleztena, la actual esposa de su padre, a quien Bárbara llama "mi mejor amiga para siempre". Carola no solo estuvo a su lado, sino que preparó cada detalle con mimo, cerrando el día con un mensaje lleno de ternura y orgullo: "Eres una mujercita tan buena, tan lista… Gracias por compartir la vida conmigo. Siempre juntas".
Cuando el sol cayó, la fiesta se trasladó a otro de los templos de la noche madrileña: el teatro Kapital. Allí, Barbi sopló las velas con la versión disco del "cumpleaños feliz" de Parchís, rodeada de bengalas, tubos fluorescentes y música hasta el amanecer. Carola, cómo no, volvió a estar a su lado con una tarta sorpresa.
Detrás de este fiestón hay una historia familiar tejida con delicadeza. Emiliano Suárez y la marquesa de Mariño, Bárbara Pérez Manzarbeitia, se separaron en 2008 pero no dejaron de ser un equipo. Sus actuales parejas, Carola y Luis Sartorius, han contribuido a crear un ecosistema armonioso, en el que hermanos, hijos y exconviven sin dramatismos. Como contaba la propia Bárbara en "¡Hola!": "Nos separamos siendo amigos, nos llevamos muy bien. El planazo siempre son los niños, los cuatro hermanos".
En tiempos donde lo que se rompe muchas veces no vuelve a pegar, la historia de los Suárez es casi un manifiesto: hay familias que, sin ser perfectas, logran ser excepcionales. Y la fiesta de Barbi fue la mejor prueba.
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