Opinión

El diario de Amilibia: Morata no es feliz. Yo tampoco

"Es guapo, joven y rico, y le cuesta ser feliz en España"

Fútbol/Selección.- Álvaro Morata: "Hemos demostrado otra vez que asfixiamos a cualquier rival arriba"
Fútbol/Selección.- Álvaro Morata: "Hemos demostrado otra vez que asfixiamos a cualquier rival arriba"Europa Press

La portavoz Pilar Alegría ha dicho del PP que es «el partido del insulto, la mentira y la exageración». Sí, y ella es la Virgen de la Alegría. Cuando la alegre portavoz dice que el adversario miente, no está insultando: sufre una proyección psicoanalítica, un mecanismo de autodefensa por el que, según Freud, se atribuye a otros los impulsos, sentimientos y deseos propios. O sea, que proyecta su yo en el adversario, un fenómeno muy común en el sanchismo. Pilar ve en el espejo cómo le crece la nariz día a día y proyecta en Feijóo esa imagen suya.

Rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa. Comparecen, Félix Bolaños, El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Pilar Alegría, Ministra Portavoz y José Luis Escrivá, Ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública.
Rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa. Comparecen, Félix Bolaños, El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Pilar Alegría, Ministra Portavoz y José Luis Escrivá, Ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública.Alberto R. Roldán La Razón

Ni en ocho años de oposición podría Feijóo, pobriño, alcanzar los niveles faltones de Óscar Puente cuando, por ejemplo, llama a un periodista «saco de mierda». Raúl del Pozo comenta que el país rebosa odio a los políticos, «pero también odio a España, lo que es más desolador». No es de extrañar, pues, que en medio de tanto odio e insultos, Morata confiese que «en España me cuesta ser feliz», y eso que está en la final de la Eurocopa. Es guapo, joven y rico, y le cuesta ser feliz en España. Otro tanto les sucede a los indepes catalanes y vascos: pueden tenerlo todo, porque todo se les ha concedido y se les concederá, pero prefieren vivir en el rencor a lo español. Felices solo veo, a botepronto, a Cristina Pedroche, a quien la maternidad, dice, ha convertido en «suprecreyente», como si en el partitorio se le hubiera aparecido el Niño Jesús de Praga; a Tamara Falcó, a quien ahora Iñigo le lleva el desayuno y flores a la cama, y a Mariló Montero, capaz de tener orgasmos sin hacer nada ni pedir permiso a Escrivá.

Morata no es feliz. Yo tampoco: ya no tengo edad para que me fichen en Qatar.