Opinión

El diario de Amilibia: La Yoli o la chica en llamas

"Pero qué más dan las palabras cuando lo que se pretende es llevar al huerto al personal a base de sonrisas, besos y brazos. El invento emocional, ya saben"

Ilustración Yolanda Díaz
Ilustración Yolanda DíazPlatónLa Razón

Sucedió el dos de abril, Domingo de Ramos, que pasará al catecismo progre como la Ascensión de la Purísima de la Izquierda en Magariños. Podría haber entrado en el polideportivo montada en un burro, y eso sí que hubiera sido todo un «show». Además, le habría dado al acto un tono humilde y proletario, pero se ve que Yolanda Díaz prefiere entusiastas palmeros a asesores como los Monty Phyton. Los analistas de la cosa dicen que Yolanda practica con éxito el lenguaje de la democracia sentimental. Otros le llaman a eso populismo. Pero qué más dan las palabras cuando lo que se pretende es llevar al huerto al personal a base de sonrisas, besos y brazos. El invento emocional, ya saben.

Yolanda Díaz
Yolanda DíazKike RincónEuropa Press

La Yoli toca a la vez cuerpos y almas, yo diría que está reinventando el perreo político como una novia caliente que disfraza la lucha de clases con vestidos de Purificación García de manga abullonada y talle ceñido. Se ha creído la profecía de Iván Redondo («Yolanda puede ser presidenta») y lo grita a los cielos de Madrid invocando a todas las meigas de su tierra: «¡Quiero ser la primera presidenta de España!» y también «Yo, mujer, no soy de nadie». Cuentan las lenguas viperinas que esta última afirmación ha originado un ligero estremecimiento en el sanchismo, porque ¿va a haber ticket electoral o le dará calabazas al novio que la esperará en diciembre en la capilla de la Moncloa?

Para el fin de fiesta, la Caudilla del Ferrol eligió «Girl on fire», de la cantante Alicia Kyes, o sea, «Chica en llamas», que dice: «Es solo una chica y está ardiendo/ más caliente que una fantasía…». La novia caliente anuncia un verano en llamas, y no solo por los bosques.