Suceso

El escándalo histórico: El loco día que Lola Flores pidió una peseta a cada español

La Fiscalía la exigía 96 millones por errores en su renta. Fue absuelta, pero su ocurrencia aún pervive

JUICIO HACIENDA LOLA FLORES Y ANTONIO GONZÁLEZ
Lola Flores en su juicio con Hacienda Tiempo

Como dice su canción, «Pena, penita, pena» es lo que sintió Lola Flores al recibir en 1987 una carta de Hacienda en la que se le denunciaba por no haber pagado cincuenta millones de las antiguas pesetas, correspondientes a las declaraciones entre 1982 y 1985. Que, por cierto, no hizo. La fiscalía solicitó entonces una multa de 96 millones y dos años y un mes de prisión a La Faraona. A Lola se le cayó el mundo encima, no sabía cómo reaccionar, porque su economía no era boyante, y no se le ocurrió otra cosa que lanzar un mensaje que sonaba a cachondeo: «Si cada español me diera una peseta…», lanzaba con su gracejo habitual.

Sentencia recurrida

La petición no tuvo la repercusión esperada y el juicio se celebró en marzo de 1989. La Audiencia Provincial de Madrid absolvió a la artista de los delitos que le imputaban, pero el entonces ministro de Economía y Hacienda, Florencio Solchaga, recurrió la sentencia ante el Tribunal Supremo, que en 1991 dictaba el fallo definitivo: se libraba de entrar en la cárcel, pero debía pagar de multa 28 millones de pesetas. Ella protagonizó en esos años momentos que más parecían parte de una comedia dramática que de una situación tan complicada como la que vivía. Cuando tuve ocasión de entrevistarla me aseguró que «vivo al día, y además tengo que mantener a mi familia, a las personas que están en mi casa. Ahora que hay tanto crimen habría que tener más miramientos con el mito que soy». Consideraba que Hacienda la había cogido como «conejillo de indias para dar ejemplo», pero callaba que se había «olvidado» de hacer las declaraciones fiscales de los años que figuraba en la denuncia del Fisco.

Lola Flores
Lola Floreslarazon

La picardía de los españoles no tiene límites y bautizaron a la protagonista de esta historia como «Lola, la de Hacienda», apodo que a no le hizo la menor gracia. Era la época en la que apareció en la portada de «Interviú» el tan comentado toples de la Flores, que intentó enmascarar como un «robado», cuando en realidad era un posado pactado. Se dirigió a «esos señores de bigote», como denominaba a los inspectores, para que «miren por qué sus maravillosas maquinitas no les cuentan los gastos que tengo, que no sé especular en Bolsa ni tengo una tarjeta oro». Alegaba, igualmente, que «he sido el sostén de mi familia, hombre y mujer a la vez, durante toda mi vida he trabajado doble, porque mi marido hace años que no trabaja». Otra de sus ocurrencias fue anunciar que iba a escribir un libro autobiográfico para contar todo lo que la estaba sucediendo y «mostrar a mi otro yo». Solo hubo toples.