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Comunicado en redes

Irene Rosales rompe su silencio tras su separación de Kiko Rivera: "Ha sido una decisión dura"

La sevillana se pronuncia después de once años de relación con el DJ. Un adiós sin reproches en el que deja claro que sus hijas seguirán siendo el centro de su vida

El rumor llevaba días circulando, pero faltaba la voz de la protagonista. Irene Rosales ha roto finalmente su silencio y lo ha hecho de la manera que mejor la define: con serenidad, elegancia y un mensaje sin estridencias. A través de un comunicado publicado en sus redes sociales, la sevillana confirma su separación de Kiko Rivera tras once años de relación y nueve de matrimonio. Una historia marcada por la exposición pública, pero también por la discreción con la que Irene siempre ha tratado de proteger su intimidad y la de sus dos hijas, Ana (9) y Carlota (7).

"Ha sido una decisión dura, nada fácil, pero ambos necesitamos seguir nuestras vidas por caminos distintos", comienza el texto, en el que no hay reproches ni acusaciones, sino una voluntad firme de mantener la calma en medio del torbellino mediático que rodea a la familia Rivera.

Amor por la familia

El anuncio llega apenas horas después de que Kiko, DJ e hijo de Isabel Pantoja, confirmara también la ruptura en un gesto que buscaba frenar la ola de especulaciones. La pareja, que había superado varias crisis a lo largo de la última década, decide ahora poner fin a su matrimonio, aunque subraya que el vínculo familiar sigue intacto. "Hay mucho cariño, hay unión y, sobre todo, mucho amor por la familia que hemos formado", señala Irene con un tono conciliador que contrasta con la crudeza habitual de las rupturas públicas.

Para la modelo, el futuro pasa por preservar la estabilidad emocional de sus hijas. "Tenemos dos niñas preciosas que se merecen recibir todo el amor, el cariño y el cuidado de sus padres, y así será siempre", escribe. La frase refleja el punto de apoyo sobre el que Irene parece haber construido su decisión: la maternidad como ancla frente a la tormenta.

Su comunicado también funciona como una declaración de intenciones. Lejos de alimentar titulares sensacionalistas, Irene opta por la contención y la dignidad, dejando claro que la historia con Kiko, aunque cerrada como pareja, seguirá viva en el terreno de lo familiar. Una postura que encaja con la discreta evolución que ha tenido desde que entró en la vida del clan Pantoja: del anonimato a convertirse en figura televisiva y, finalmente, en madre y esposa que siempre prefirió mantenerse en un segundo plano.

El final de su relación marca un nuevo capítulo para ambos. Kiko, que nunca ha ocultado sus altibajos personales, afronta un futuro en solitario tras casi una década junto a la mujer que fue su gran apoyo en los momentos más oscuros. Irene, por su parte, parece haber encontrado en la calma su mayor declaración de fuerza.

Quizá por eso sus palabras han calado con tanta fuerza: sin dramatismos ni titulares incendiarios, simplemente con la honestidad de quien asume que las historias de amor también tienen un final, pero que el amor por los hijos permanece inquebrantable. Un mensaje breve, claro y con el eco sereno de las decisiones que, aunque duelan, están hechas desde la madurez.