Laura Escanes: "Me duele que me cuestionen como madre"

Laura Escanes se define a sí misma como una mujer «romántica e intensa», y así lo han podido comprobar los muchos invitados que han pasado por su pódcast, «Entre el cielo y las nubes» (Podimo), a lo largo de sus cuatro temporadas. «Me sorprende a mí misma haber llegado hasta aquí, han pasado tantas cosas. He aprendido muchísimo y hago un balance muy bueno», reflexiona ante LA RAZÓN sobre su salto a las ondas. La catalana de 28 años es de esas influencers de primera generación a las que Internet ha visto crecer y madurar. Incluso fue testigo de su boda con Risto Mejide, el padre de su hija Roma, y aunque convive con las cámaras desde hace años, reconoce que todavía le cuesta digerir algunos aspectos de la vida mediática: «Las polémicas, los titulares falsos… Me ha resultado difícil gestionar todo eso sin que me afecte de forma personal. He aprendido que, cuando entro en casa y estoy con mi gente, estoy viviendo mi vida. Que todo el ruido que haya no me ensucie lo que quiero hacer de verdad».

Consciente «del poder que tenéis los medios», reflexiona sobre el encorsetamiento que muchas veces se autoimpone para evitar que se cree una imagen pública de ella que no casa con la realidad: «Si todos los titulares son ‘‘el nuevo novio’’ o ‘‘el nuevo ligue’’, parece que estoy cada día con uno. Luchar contra eso es muy difícil, así que intento ser consciente de hasta qué punto me condiciona lo que se dice. Es un proceso de mucha terapia». Más allá de las cuestiones del corazón, lo que más hiere a Escanes es que se supere la barrera que puso entre los focos y su hija, o que incluso se la cuestione como madre: «Me llegan comentarios del tipo ‘‘no pasas tiempo con ella’’, que además es mentira. Intento hacerlo de la mejor manera posible y habrá mucha gente que piense que me estoy equivocando, pero es mi manera y mi vida. Lo que más me molesta es cuando estoy en algún sitio público con Roma y hay personas haciendo fotos de lejos. Algún paparazzi hasta me ha hecho fotos en la puerta del colegio».

E incide: «Me encantaría tener una burbuja para proteger a mi hija. Sé que es imposible, así que, ¿qué hago? Respirar y contar hasta diez». Roma es su gran amor, algo de lo que va cargada desde hace tiempo, aunque matiza: «Estoy soltera, pero el amor lo puedes rellenar de muchísimas maneras. Es un vasito que he llenado mucho de amor propio. Este año me he priorizado muchísimo». Y aunque como buena romántica no pierde la esperanza en encontrar de nuevo a alguien que la acompañe «en el sofá con la mantita», no parece que ese sea el momento: «Disney ha hecho mucho daño. Quiero pensar que en algún momento estaré en pareja porque me gusta, pero ahora estoy tan bien que pongo muchas barreras, y a la mínima que me podría vincular de una forma más romántica, soy yo la que se autoboicotea y digo: ‘‘Quita, que estoy muy bien y no quiero que nadie me quite esta paz’’. Nos acostumbramos a estar solos. Cuando te enamoras, no eres el protagonista de tu vida, el tiempo es el mismo y lo tienes que dividir, le tienes que dar a esa persona. ¿Estoy yo en ese momento? Seguramente no».

Tiene claro lo que no quiere, una certeza a la que ha llegado a base de mucha introspección, terapia y la sabiduría que solo te dan unos cuantos golpes y fracasos amorosos: «Me he parado a analizar mis comportamientos, mis relaciones y traumas, y me he dado cuenta de cosas que he permitido que ahora pienso: ‘‘No puede volver a pasar, tengo que marcar los límites’’. Tuve una relación supertóxica cuando era muy jovencita y ahora, con distancia, me pregunto cómo me permitía eso a mí misma. Me dan ganas de abrazar a mi yo de aquel entonces. Es un trabajo doloroso remover en el pasado y en las cosas que he tenido que vivir, pero necesario y a la vez bonito porque me doy cuenta de todo lo que he aprendido». Una romántica mejorada, en su versión 2.0.

Problemas para ligar

Tampoco es que el mercado se lo ponga fácil... Escanes, como otras muchas influencers, reconoce que ligar siendo una persona conocida enfrenta varios problemas a los que prefiere no exponerse.

"No me gusta conocer a alguien que tenga más información de mí que yo de él. Ya no estamos en la misma situación, es desigual. Yo me protejo porque no sé hasta qué punto esa persona sabe cosas de mí, o luego se va a casa y busca en Google y se fía de lo que digan de mí. Prefiero evitar esos momentos, y por eso muchas veces no me presto a ligar", expone a LA RAZÓN.