Confesiones sin absolución

Marta Flich: «Mi marido es de otra galaxia»

La actriz, economista y presentadora de «Todo es mentira» nos habla de su querida Asturias, de la maternidad y hasta nos da trucos para ahorrar

Marta Flich, presentadora de 'GH VIP 8'
Marta FlichMediaset

Muchos coinciden en que la palabra que más la define es «versatilidad». Los que tratan más de cerca a Marta Flich (Valencia, 1978) advierten de que la presentadora, actriz y economista, con máster en la Universidad Delawere, también destaca por inteligente, asertiva, tenaz, honesta y muy ingeniosa. Cualidades que desde hace cinco años despliega en «Todo es mentira» (Cuatro) y que le han abierto las puertas para presentar «Gran Hermano VIP» o dar las Campanadas en la cadena de Fuencarral. Como además es inconformista, todo apunta a que vamos a seguir descubriendo capas de la valenciana, casada con el escritor y guionista asturiano Edu Galán, en próximos formatos. Por ella no va a quedar. «Tengo predisposición a aprender, a explorar y a trabajar muy duro. No sé lo que es la zona de confort. Si le diera más valor a alguna virtud diría que es la constancia».

En su programa da la sensación de que no existen líneas rojas y que hay un gran margen para la improvisación. ¿Es así o todo es mentira?

La sensación es correcta. No tenemos líneas rojas más allá de lo evidente en todo lo que tiene que ver con el código penal y los derechos humanos. Los analistas también tienen plena libertad. Así que podríamos decir que todo no es mentira y todo es real en ese sentido.

Esperanza Aguirre, García Albiol, García Margallo o José Antonio Ábalos son algunos de los colaboradores que nutren su espacio. ¿Cuál le ha sorprendido más y con quién tiene mejor sintonía?

Tengo una buena sintonía con todos, pero creo que el que tiene la papeleta más complicada es Ábalos y aun así, no elude ninguna respuesta. Es gloria informativamente hablando. Tal vez por ello empatizo con él. El que más me ha sorprendido quizá sea Margalllo. Tiene mucha cintura y es claramente un profesional de lo suyo. Nunca pierde de vista donde está y eso en televisión es vital. Si me preguntas por talento, Verónica Fumanal es una crack.

Además de ser presentadora, protagoniza vídeos de YouTube en «Huffington Post» donde ironiza sobre la actualidad económica y hace pedagogía para que entendamos lo que pasa. Ahora que nos han subido el IVA, ¿tiene algún consejo para ahorrar que funcione?

La gestión de los gastos y la previsión para no malgastar sería una de las claves que se me ocurre. Otra es comparar entre supermercados e incluso la misma marca de supermercado en distintos barrios. Ahí se puede rebañar un pelín de ahorro.

«Gran Hermano VIP» ha sido su proyecto más mediático. Y uno de los que más le ilusionó. ¿Aspira a ponerse a los mandos de otro reality o prefiere que la nominen para otros formatos?

Me encantará afrontar cualquiera de los retos que me plantee la casa. Los directos son más adrenalínicos porque te da opción de integrar lo que está pasando. Tengo debilidad por la política y el humor, claro.

Desde que es madre, ¿qué hace que pensó que jamás le ocurriría?

He aprendido a volver a dormirme las veces que haga falta durante una misma noche. Algo que antes de ser madre veía imposible. Cada vez que la miro pienso que es el ser más bello que he visto en mi vida y espero estar a la altura de semejante tesoro. Por ella haría todo.

Cuando no ejerce de actriz, ¿qué le hace perder los papeles?

Repetir ochenta veces algo a un adulto. No entiendo a la gente que no escucha.

«Yo noté que el Universo tenía sentido viendo a mi mujer en un concierto de Tom Jones», dijo Edu Galán en una entrevista hace no mucho. ¿Su marido es de otra galaxia?

Edu es un ser absolutamente especial. Me ha enseñado una forma de vivir fuera de mis parámetros de control y autoexigencia. A disfrutar y a crecer en mi identidad. Es de otra galaxia, sí. Quien le conoce, lo sabe.

Telecinco acaba de anunciar que retransmitirá las Campanadas desde Canarias. ¿Le gustaría que le volvieran a dar las uvas?

Es una experiencia muy emocionante y no me importaría repetir aunque no es lo habitual en Mediaset. Me las comeré en casa más feliz que una perdiz.

Soñaba con ser presidenta del Gobierno. ¿Y si fuera ella?

La paz en el mundo y ser feliz por decreto ley (risas) Ahora en serio: trabajaría para garantizar el estado de bienestar y la paz social. Son importantes el uno para lo otro.

Si no trabajara en Madrid, ¿estaría en Asturias en todas las ocasiones?

Amo Asturias y pasaría gran parte de mi tiempo allí, pero mis raíces y mi memoria emotiva están en La Vall d’Uixó (Castellón) con mis padres y mis amigas de la infancia. Les echo muchísimo de menos.

¿Qué no tiene precio, Marta?

El tiempo. No vuelve para nadie, jamás. No somos conscientes de ello.