
Redes sociales
Marta López Álamo rompe el silencio: el contundente alegato con el que se defiende de las críticas a su delgadez
Harta del escrutinio, la influencer convierte un comentario ofensivo en una reflexión necesaria sobre empatía, salud mental y los cánones que siguen marcando el cuerpo de las mujeres en la era digital

En tiempos de redes sociales convertidas en escaparate y tribunal, Marta López Álamo ha decidido plantarse. La modelo e influencer, acostumbrada a ocupar titulares por su estilo impecable o por su vida junto a Kiko Matamoros, se ha hartado del escrutinio constante sobre su físico. Esta semana, desde sus historias de Instagram, lanzó un mensaje tan firme como revelador dirigido a quienes, amparados en el anonimato, cuestionan -y juzgan- su delgadez con una ligereza que roza la crueldad.
El desencadenante fue un comentario de un usuario que, entre la burla y la condescendencia, le "recomendaba" comer "unos buenos cocidos" si algún día visitaba Galicia, con la promesa implícita de que así lograría "engordar". Una ironía malintencionada que Marta no dejó pasar. Con la contundencia que solo concede el hartazgo, respondió invitando a ese hater a "volver al colegio" y, de paso, a practicar un poco de empatía: "¿Por qué no lees algún libro sobre el autoconocimiento o la poca necesidad de ser tan mezquino y tan atrevido?", escribió.

Pero la influencer no se quedó ahí. En un mensaje más amplio, denunció el "daño gratuito" que generan quienes opinan sobre el cuerpo ajeno desde la superioridad de unos cánones que, asegura, siguen siendo tan estrechos como dañinos. "¿Por qué queréis engañaros pensando que toleráis y avanzáis, cuando veis a alguien fuera de vuestros obtusos estigmas y lo machacáis con presunciones sin fundamento?", lamentó. Sus palabras, lejos de sonar a reproche aislado, resonaron como un recordatorio de cómo, incluso en 2024, la apariencia física de una mujer continúa siendo terreno público.
Con una última pincelada de ironía -y una elegancia inesperada para el contexto-, Marta cerró el episodio dejando claro que su delgadez no responde a ninguna restricción alimentaria: "El cocido me lo como en Madrid muy a gusto". Una frase que desmonta teorías sin necesidad de entrar en explicaciones íntimas.
Superado el mal trago, la modelo retomó su habitual ronda de preguntas y respuestas, donde reveló planes navideños lejos de Madrid y un detalle más significativo: su bienestar emocional. Marta aseguró encontrarse en un momento "espiritualmente bueno", fruto de un trabajo terapéutico que le ha permitido identificar patrones de autosabotaje y empezar a vivir desde un lugar más libre y merecedor. "He cargado con un peso que no debía", confesó, refiriéndose al proceso de reconocerse, priorizarse y abandonar los "pilotos automáticos".
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