¿Qué fue de...?

Mayra Gómez-Kemp: «Mi doble cáncer me ha hecho crecer ante la adversidad. No me asusta»

Hablamos con este el icono televisivo sobre el amor de su vida y su lucha vital en solitario.

Mayra Gómez Kemp
Mayra Gómez KempJesús G. FeriaLa Razón

La historia vital de Mayra Gómez-Kemp es la de una mujer valiente que ha tenido que hacer frente a importantes dramas personales, desde un exilio en su niñez, a la muerte del gran amor de su vida o la lucha contra el cáncer. Al mismo tiempo, su gran éxito profesional y la suerte de contar a su lado durante casi medio siglo con un compañero de vida excepcional, Alberto Berco, «mi único y gran amor», fallecido hace más de dos años.

Era una niña cuando su familia salió de Cuba hacia el exilio en Puerto Rico…

Mi madre nos inculcó que íbamos a iniciar una nueva vida, conocer otra gente, otro país, nunca hablaba de exilio. Mi hermana estaba a punto de cumplir catorce años, y a esa edad el castrismo enviaba a los chicos a centros de reeducación, y ella no se encontraba bien de salud y había que sacarla de la isla lo antes posible. Al principio, lo pasamos mal porque escaseaba el dinero… no pasamos hambre, pero había muchas estrecheces. Mis padres nos decían que la única herencia que nos podían dejar era una buena educación.

¿Cuál fue su primer trabajo?

En Miami, mientras estudiaba la carrera de periodismo y publicidad, me dieron un papel en una película horrorosa que se llamaba «La maldición de Tarsu» y como el director vio que yo le ponía mucho sentimiento a mi personaje decidió que moriría la última. Después, mi papá me pagaba por traducir películas al inglés. Lo malo es que algunas eran japonesas y me inventaba diálogos.

¿Por qué se vino a España?

Una íntima amiga mía que vivía en Barcelona me pidió que la acompañara durante su embarazo, porque no tenía familia allí. Yo iba a cumplir veinte años y me fui a España con tan solo el billete de oda y trescientos dólares en el bolsillo, que me duraron muy poco. Encontré un trabajo de ejecutiva de cuenta tas en una agencia publicitaria, la primera mujer que entraba en plantilla. Pero yo soñaba desde niña en dedicarme al mundo del espectáculo.

Ahí conoció a Alberto.

Y me cambió la vida para bien. El flechazo fue total por parte de los dos. Era un hombre guapísimo, inteligente, que me ayudó a lograr todos mis anhelos profesionales. Abandonó su trabajo como actor para dedicarse por entero a mí.

No tuvieron hijos…

Él ya era padre de dos hijas, me dijo que había cumplido con creces sus ansias paternales, y lo entendí perfectamente. Me quería para él solo. ¿Sabes una cosa que no he contado nunca?: mi primer orgasmo lo tuve con Alberto. No hubo en mi vida otros amores antes que él.

Su muerte le dejó destrozada.

El día que le encontré muerto fue terrible.

¿Qué recuerdos le quedan de su paso por el mítico ‘Un, dos, tres…’?

Fui la primera mujer en presentar un concurso de estas características en el mundo. Fue como hacer un doctorado en televisión por trabajar con Chicho Ibáñez Serrador.

Ha vencido al cáncer...

Por dos veces, primero, en el 2009, a uno de lengua, y tres años más tarde a otro de garganta. Pero me dije que tenía que hacer todo lo que fuera para vencer a la enfermedad. Me crezco ante la adversidad: él era cobarde y yo, la valiente.

Es usted muy solitaria

Apenas salgo, voy a la compra y poco más. Intentó sobrevivir lo mejor posible, veo a la gente de Ucrania y me duele el alma… Me siento una privilegiada por lo que he vivido.