Fallecimiento
Muere María Jiménez: de revolucionar el flamenco a su infierno sentimental con Pepe Sancho
La muerte de María Jiménez a los setenta y tres años, tras una larga enfermedad, en su casa sevillana del barrio de Triana no deja indiferente a nadie.
Era un torbellino, una mujer apasionada y una artista espectacular. La muerte de María Jiménez a los 73 años, tras una larga enfermedad, en su casa sevillana del barrio de Triana no deja indiferente a nadie. Dicen que, con ella, no había término medio, o se la amaba o se la odiaba, tal era su fuerte carácter y sus salidas de tono. Imposible de "domar", su vida nos remonta a un laberinto de sentimientos en el que los éxitos profesionales y los fracasos sentimentales se mezclaban a partes iguales.
Ha sido su hijo Alejandro quien, por medio de un comunicado, desvelaba el fallecimiento de su progenitora: "Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable".
Alejandro, me contó María en una ocasión, "es lo único bueno que me queda de mi matrimonio con Pepe Sancho, el resto, mejor olvidarlo". Y es que, aquella unión, vivió momentos de profundo amor, pero primaron los desafueros y las denuncias por presuntos malos tratos. Una relación tóxica a la postre, que acabó en los juzgados.
Se nos ha ido en Triana, el barrio que la vio nacer el tres de febrero de 1950. Artista desde la cuna, comenzó su andadura profesional actuando en tablaos flamencos. Entonces, se la conocía como La Pipa, y revolucionó ese arte con su baile cargado de expresividad y una fuerza descomunal sobre los escenarios.
De su primeriza vida sentimental no se conocen grandes datos. Si que en 1968 nació su hija María del Rocío, su "ojito derecho", por la que sentía un cariño absoluto. Por eso, su muerte en un accidente de carretera, con tan sólo dieciséis años, sumió a su madre en una depresión tremenda.
Ya estaba casada con el que sería su gran amor y, al mismo tiempo, su mayor dolor, el actor Pepe Sancho, con el que había pasado por la vicaria en 1980 en la iglesia sevillana de Santa Ana. Protagonizaron grandes momentos sentimentales, pero también episodios de difícil recuerdo. Se separaron cuatro años más tarde, pero volvieron a casarse, esta vez en Costa Rica, en 1986. En aquellos momentos María confesó que "no puedo vivir sin Pepe, al lado de este hombre sentí una atracción que me arrancaba de cuajo", sin entender que, desgraciadamente, no estaban hechos el uno para el otro. Aquella historia no tenía solución y llegó la ruptura definitiva. Como decimos, Alejandro, su hijo, es el único "poso" que recuerda un amor caótico y que traspasaba todos los límites de lo establecido.
Tampoco tuvo suerte la cantante con una vida marcada por los problemas de salud. En el 2013 le diagnosticaron un cáncer de mama en estado primario, del que fue operada, y tras seguir un duro tratamiento de quimioterapia, tres años más tarde anunció que estaba curada.
Y en el 2019 tuvo que ser ingresada en un hospital de Cádiz debido a un problema en el aparato digestivo, y tras entrar de nuevo en el quirófano, consiguió recuperarse.
La última vez que tuve la oportunidad de hablar con ella me aseguro que "me siento muy bien y con muchas ganas de sacar nuevas canciones. Ya sabes que soy una mujer indomable y no me vengo abajo con facilidad".
En el momento de escribir estas líneas, sus restos mortales permanecen en un tanatorio sevillano. Murió rodeada de sus seres queridos, su hijo y su hermana Isabel, en la madrugada de este jueves. Se fue en silencio, nada que ver con su tumultuosa vida. Descanse en paz la artistas mas indomable. Se apaga su voz, pero no su música.
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