La policía asalta el santuario de Frank Cuesta: “Me quieren fuera de Tailandia a toda costa”

Frank Cuesta podría tener los días contados en Tailandia, después de que un equipo de agentes de policía se personase en su Santuario Libertad. El refugio de animales se ha convertido en el escenario de una investigación policial, después de que se presentase ante el departamento de inmigración del país asiático una denuncia anónima en su contra. Un problema añadido a los muchos que arrastra el televisivo aventurero, que siempre ha denunciado cómo hay que tener buena mano con las autoridades tailandesas, pues él se ha convertido en un invitado incómodo por la visibilidad que tiene ante el mundo. No todo lo que dice gusta, de ahí que sean muchos los enemigos que se ha granjeado. Quizá uno de ellos se esconda detrás del aviso anónimo que se realizó en comisaría y que obligó a las autoridades a personarse en su santuario, como así ha mostrado él mismo a través de un vídeo.

El experto en fauna y en leyes tailandesas ha querido demostrar que no tiene miedo a nada, menos aún a que se encuentre algo que pueda jugar en su contra en su santuario. De ahí que haya decidido grabar y compartir en redes sociales la llegada de los vehículos de la policía. Después ha querido detallar un poco más lo que ha sucedido, pues sus seguidores estaban inquietos ante el despliegue policial: “Hemos recibido una multi denuncia anónima, pero ya sabemos de dónde viene”, deja entrever su certeza, a la vez que agradece el trabajo de los agentes que se personaron en su propiedad: “El oficial que ha venido en referencia a los animales ha sido muy amable”, aunque reconoce que “ha sido un momento muy feo”.

Frank Cuesta sabe que hay quien no le quiere en el territorio, mucho menos con el escaparate que supone su popularidad: “Hay alguien que me quiere fuera de Tailandia a toda costa. No voy a decir quién ni cómo, puede ser cualquier persona”. A pesar de esta queja pública, que ya ha puesto sobre la mesa en anteriores reveses sufridos en el país, no quiere que su horda de fieles en redes sociales trate de buscar culpables, ni mucho menos pedir justicia y reclamar responsabilidades a terceros. Prefiere dejar las cosas como están para no complicar el panorama aún más: “Que nadie vaya a increpar a nadie, que nadie vaya a meter mierda de nada, porque oficialmente es una denuncia anónima, pero obviamente es una denuncia que va contra mí”.

Eso no quiere decir que Frank Cuesta se dé por vencido o no vaya a presentar cara al problema. Son muchos los intentos por derrocarle y arrebatarle el sueño de su santuario de Tailandia. Incluso su exmujer trató de arrebatárselo recientemente. Es por eso que ante esta nueva problemática reconoce que “seguramente tenga que tomar decisiones drásticas pronto, porque quien sea que me quiere fuera del país van a usar todos los resortes para buscarme las cosquillas, aunque obviamente yo peleo”. Sabe que la denuncia anónima es solo un paso más, pero que el camino es largo y su enemigo piensa recorrerlo hasta el final: “Van a contraatacar de una manera brutal. Voy a bajar la cabeza con quien me tengo que reunir, pero no voy a bajarme los pantalones nunca más”.

Es por eso que Frank Cuesta ya está preparando un nuevo vídeo, uno que irá directamente a las autoridades con la firme intención de dar a su enemigo lo que anda buscando: “Si entramos en guerra, entramos en guerra”. Y es que siempre deja claro que en Tailandia siempre será un extranjero y será tratado de forma desigual: “En este país hay mucha corrupción y no es lo mismo los policías que vienen aquí que la gente que está arriba y a dónde se pueda llegar. Si hubiera alguien sin escrúpulos que dejaran pasar adelante esas denuncias, las consecuencias peores serían para mis hijos, especialmente Zorro, que es el dueño de las tierras”. Tierras que él pagó, pero al no ser tailandés no puede poseer, de ahí que los pusiese a nombre de su exmujer. Ella se la jugó, le pidió dinero extra por ellas y finalmente resolvieron el asunto dejando a su hijo como dueño de las mismas. Ahora esto podría ser un problema para el joven, en la guerra que libra su padre.