
Declaración de amor
Raúl González y Mamen Sanz: una historia de amor forjada entre goles, viajes y familia
El ex capitán del Real Madrid rinde un homenaje público a su mujer tras 26 años de matrimonio: "Una carrera como la mía solo se puede compatibilizar si tienes a una gran mujer al lado"

Hay amores que resisten al tiempo, la distancia y las victorias. El de Raúl González Blanco y Mamen Sanz es uno de ellos. Discretos, elegantes y profundamente unidos, forman desde hace más de un cuarto de siglo una de las parejas más sólidas del panorama deportivo. Él, icono eterno del Real Madrid y de la Selección Española. Ella, el pilar silencioso que ha acompañado cada paso de su vida, dentro y fuera del campo.
A sus 48 años, el eterno "7" ha colgado las botas hace ya una década, pero su corazón sigue latiendo en blanco. Y también por Mamen. Durante una entrevista en el pódcast Con Mucho De, presentado por Alba Lago, Raúl sorprendió con una de las declaraciones más tiernas y sinceras de su carrera: "Una carrera deportiva como la mía solo se puede compatibilizar si tienes a una gran mujer al lado. Y todo esto es gracias a Mamen".
Dos sueños cumplidos
Palabras que derriten y que confirman lo que muchos intuían: detrás del mito hay un hombre de familia. "Siempre tuve dos sueños -explica-: formar una familia y ser futbolista profesional. Los he cumplido gracias a ella".

El madrileño recuerda los sacrificios compartidos, sobre todo los de su mujer. "Dejó de lado sus proyectos y sueños para cuidar de nuestros hijos y construir esta familia que tenemos después de 26 años", confiesa con emoción. Entre anécdotas, rememora su etapa en Alemania, cuando fichó por el Schalke 04 tras casi dos décadas en el Real Madrid. "El día antes de irnos, yo me fui a dormir tranquilo… y mi mujer seguía despierta, pensando en los colegios, los cinco niños, la mudanza. Ella ha sido el bastón de esta familia", reconoce.
Raúl y Mamen se casaron en 1999, en la ermita de Villafranca del Castillo (Madrid), y desde entonces no se han separado. Son padres de cuatro hijos -Jorge, Hugo, Mateo y Héctor-, a quienes dedican gran parte de su vida. Pero, como toda historia larga, la suya también ha tenido sus desafíos. "Cuando nos conocimos, queríamos disfrutar, pasarlo bien, crear una familia. Con los años, llegan etapas difíciles. La más dura, sin duda, fue cuando estaba en el club y la selección, mucho tiempo fuera... Pero el amor se transforma, crece con cada etapa".
El exfutbolista también habló de su experiencia como padre, un papel que asume con la misma disciplina que demostró sobre el césped. "Nadie te enseña a ser padre. Intentas educar a todos igual, pero cada hijo es distinto y necesita cosas diferentes. Mi mujer y yo nos compaginamos muy bien. Ella es de las mejores".
Entre risas, confiesa que sus hijos no le han dado demasiados quebraderos de cabeza. "Algún trasto hay, como en todas las casas, pero no nos podemos quejar. Estamos orgullosos de los pasos que están dando".
Después de 26 años de amor, Raúl y Mamen siguen siendo el ejemplo perfecto de que detrás de cada gran hombre puede haber una gran mujer… pero también una historia compartida escrita a dos voces, con ternura, paciencia y complicidad. Porque, en el caso de los González Sanz, el verdadero gol siempre ha sido la familia.
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