
Tradición y fervor
Semana Santa en la Casa de Alba: de la tortilla de la duquesa a la "Levantá" de Eugenia Martínez de Irujo
El recuerdo de la Cayetana está más vivo que nunca en el Palacio de las Dueñas de Sevilla

Hasta el fallecimiento de la duquesa de Alba en 2004, la aristócrata abría cada Semana Santa las puertas del Palacio sevillano de las Dueñas, su residencia favorita, hoy propiedad de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, el XIX Duque de Alba. La aristócrata disfrutaba, junto a su familia y amigos, del paso de las cofradías. Especialmente, de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada, pertenecientes a la cofradía del Cristo de los Gitanos, que se detenía en la cancela del palacio.

Era también habitual que la duquesa agasajase a los costaleros con tortilla de patatas, canapés, croquetas, pestiños, tocino de cielo y torrijas. Vivía con mucho fervor esta fecha del calendario litúrgico y fueron notables sus aportaciones para la restauración y remodelación del templo de Los Gitanos, situado en la calle Verónica, sede canónica de la Hermandad de los Gitanos desde 1999. En él reposan sus cenizas.
Un legado que sigue vivo
Por eso su recuerdo está muy presente en la Semana Santa sevillana y, de manera especial, en la Casa de Alba. Cayetano Martínez de Irujo dice que la relación de su madre con esta hermandad fue la gran obra personal de su vida. El hijo de la duquesa participa de la misma devoción. Ha portado a Jesús de la Salud como costalero en once ocasiones y también ha procesionado como cofrade junto a sus hijos.

Enamorados de Sevilla y de sus tradiciones, los hijos y nietos de la duquesa están viviendo este año una Pascua muy emotiva. Cada uno por una razón particularmente sensible. Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo esperan la llegada de su tercer hijo. Por su parte, Cayetano anunció hace unas semanas su futura boda con Bárbara Mirjan.
De manera muy intensa está viviendo también Eugenia Martínez de Irujo, la menor de los Alba, esta Semana Santa sevillana, a pesar del amago constante de lluvia. El Jueves Santo fue la encargada de dar la Levantá del Cristo de los Gitanos, al paso de la hermandad por el palacio de las Dueñas, en Sevilla.

Tras el cante de una saeta, se escuchó al capataz decir: "Estamos en la misma puerta de la casa de Alba. Desde que se fue, la señora Duquesa nos ha dejado un vacío muy grande en el corazón. Pero tenemos aquí sus hijos con nosotros que nos ayudan, nos quieren, nos miman y nos dan ese empujoncito que siempre nos han hecho falta. Con todo el cariño del mundo vamos a levantar al señor de la salud para que le dé un besito porque ella está ahora mismo en el barcón del cielo viendo".
"¡Qué bonito!"
Emocionada, Eugenia solo acertó a decir: "¡Qué bonito!". Fue su expresión después de las últimas palabras del capataz. "Va a tocar conmigo de mi mano, mi amiga, mi hermana Eugenia, por su madre. ¡A la verdad! ¡Arriba los callos reales! ¡Todo pueblo valiente que siga siendo la Madrugá gitana!", concluyó.

Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo, duques de Huéscar, asistieron al tradicional encuentro de los Alba con la Hermandad de los Gitanos, durante la Madrugá. La duquesa, embarazada de su tercer hijo, desafío las bajas temperaturas de este mes de abril con una elegantísima capa larga de color negro aterciopelada. El bebé que esperan será niño y se llamará Fernando, como su padre y como su abuelo materno, Fernando Palazuelo.
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