Triste pérdida
Verdeliss cumple un sueño en EEUU, pero vive un infierno al aterrizar en España
La influencer regresaba a casa con un triunfo bajo el brazo, pero se dio cuenta tarde de que este éxito se ha quedado por el camino
Verdeliss no se conforma con ser una mujer digna de admiración por sacar adelante a sus ocho hijos, de lo que ha hecho carrera como influencer y por la cual es ampliamente conocida. También se ha propuesto dejar claro que la maternidad tan solo es una de sus facetas, pero que no la limita lo más mínimo. De ahí que se marcase como reto personal el participar en 12 maratones en 12 meses, demostrando con ello gozar de una envidiable fortaleza física y mental. Y es que este tipo de competiciones, en las que hay que recorrer 42 kilómetros, no solo la completan aquellos que más corren, ni los más veloces, pues también supone una batalla contra la propia voluntad de parar y descansar.
De esto sabe ya mucho la influencer de 38 años, que ya ha completado la cuarta parte de su propósito, tras haber finalizado con éxito su participación en la maratón de San Francisco, en Estados Unidos. Una de las carreras más duras para los expertos en la materia, pues son populares las empinadas cuestas de esta ciudad de California. Pero si hay que añadir más dificultad a la hazaña de Verdeliss, hay que tener en cuenta que encima lo ha hecho de madrugada y con el sueño cambiado, pues la carrera daba comienzo a las 5:15 horas de la madrugada, lo que le supuso poner el despertador dos horas antes para estar lista para el reto.
Así lo muestra con especial orgullo ella misma a través de su cuenta personal de Instagram, donde ha publicado un vídeo que resume su éxito en la maratón de San Francisco. Y es que completó la mitad del recorrido, fijado en el Golden Gate, con una marca digna de aplauso, fijada en una hora y cuarenta y seis minutos, como ella comentaba mientras corría. Al final llegó a meta cuando marcaban las tres horas y treinta y ocho minutos. Una alegría que quería llevarse a casa, pero que no ha podido saborear como esperaba, pues al aterrizar en el aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, se le borró la sonrisa del rostro.
Verdeliss acostumbra a viajar con un mínimo equipaje para evitarse las largas colas de facturación y también la angustiosa espera en la cinta transportadora para reencontrarse con su maleta. Algo que al final, para su molesta sorpresa, no ha sucedido. Antes de embarcar le informaron que debía facturar sus pertenencias, pues en cabina no había espacio. No le quedó más remedio que ceder y la gracia le ha salido bien cara, como así se ha quejado en su perfil de las redes sociales. Y es que lo peor no es perder cosas materiales, sino tener que renunciar a lo que tanto esfuerzo le ha costado: “Esta medalla vale mucho más y no hay nada que lo pague”, replicaba enfadada, ante la idea de que tan solo le indemnicen económicamente por el extravío. Seguramente en otros capítulos informará a sus fans de qué ha sucedido con su pequeña maleta y si su medalla de la maratón de San Francisco puede brillar en su palmarés como así soñaba.
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