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Adivina, adivinanza, ¿qué comedia representan?

Leo que Puchi ha trasladado a su entorno más íntimo que el acuerdo con Él ya está cerrado.

El expresidente catalán Carles Puigdemont durante una rueda de prensa
El expresidente catalán Carles Puigdemont durante una rueda de prensaEuropa Press

Leo que Puchi ha trasladado a su entorno más íntimo que el acuerdo con Él ya está cerrado. De ser así, los espectadores nacionales se preguntan, curiosones, qué comedia están representando con tantas idas y venidas, pactos posibles e imposibles, reuniones secretas, envío de mensajeras, etc. Unos creen que representan «La divina comedia», de Dante; otros, «El gran mercado del mundo», de Calderón. Yo me inclino por «Sé infiel y no mires con quién», de John Chapman y Ray Cooney, y por tres de Shakespeare: «La comedia de los errores», «La fierecilla domada» y «Las alegres comadres de Windsor», aunque también podría ser «El mercader de Venecia». Mayormente por los títulos.

Hay acuerdo, eso sí, en que el argumento no varía mucho: se trata básicamente de dos mandatarios que se necesitan para mantenerse en el poder, aunque se detestan. Representan los papeles de líderes virtuosos, capaces y obedientes al mandato del pueblo (más bien al de su aldea) que jamás renuncian a sus principios morales y políticos, aunque al final los dos digan como Groucho Marx: «Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros». Lo más divertido es que uno, aunque habla español, lo hace siempre en catalán y el otro, madrileño, no le entiende. Esto da lugar a escenas la mar de jocosas hasta que ambos deciden recurrir al inglés.

Un tercer aspirante al poder, gallego él, renuncia a invitar a marisco al catalán después de conocer sus exigencias políticas, cuando el catalán lleva exigiendo lo mismo toda la vida con insistencia plomiza sin que el gallego se hubiera enterado, aparentemente. «Lo malo es que si continúo suspendiendo reuniones se me van a pasar los percebes», comenta el gallego. Otra escena jocosa.