Opinión
El diario de Amilibia: ¡No digan que el emperador va desnudo!
Él, en un ejercicio de transparencia y voluptuosidad, es muy capaz de despelotarse como Albert Rivera en aquel cartel inolvidable, sobre todo para Malú
Al novio tapado que aún no ha sido declarado novio oficial, las revistas rosas lo definen como «una ilusión». Fulanita tiene una ilusión, escriben. Leo: «El PP pide a Sánchez que dé la cara», como si no la tuvieran ya muy vista o como si cada día les gustara más contemplar la guapura del presi o como si ignoraran que precisamente de cara, lo que se dice de cara/cara, va sobrado. En los tiempos de resistencia fortificada y numantina, como ahora, además de volver a la relectura de «Manual de resistencia», Él se planta en «Tierra firme» y pone en marcha la legión de ventiladores. Esto tiene un riesgo: la ventilación lo levanta todo (faldas incluidas) y así crece la excitación y la libido. Ahí tienen ustedes a Mariló Montero denunciando que «un tío muy famoso» le ha tocado el culo en un acto público. Es de esperar que no sea del Partido Popular.
Pero la ilusión de Alberto Núñez Feijóo, santo varón, no es meterle mano políticamente al presi: solo desearle que vaya de culo y por rastrojos. Quiere que dé la cara por si la ventilación le hubiera borrado la sonrisa y apareciera más dura o tensa. En tiempos de ventiladores es fácil que la derechona, ansiosa de sensaciones fuertes y casi lujuriosas, caiga otra vez en la tentación de decir, refiriéndose a Él, que «el emperador está desnudo y no le avisa ni siquiera Félix Bolaños», el Tres en Uno pudoroso. Ojo, que Él, en un ejercicio de transparencia y voluptuosidad, es muy capaz de despelotarse como Albert Rivera en aquel cartel inolvidable, sobre todo para Malú.
Feijóo señala, quizá para desanimarle, que «tenemos un presidente en descomposición». A ver quién se atreve a mostrar un cuerpo en esas condiciones. Pero Él a lo mejor no lo sabe.
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