Opinión
El diario de Amilibia: Él y su polvo enamorado
El 30 de mayo, cuando el Congreso aprobó la Amnistía, se celebre el Día de los Indepes de los Països Catalans para conmemorar la llegada de la paz
Ha dicho, con la untuosidad solemne que le caracteriza, que Él «encarna al pueblo», mientras que Feijóo «encarna los intereses de los poderosos». Dice el diccionario sobre la encarnación: «Adopción de una forma carnal o material por parte de una idea o de un ser espiritual». Y así nos llega la transcendente anunciación: por fin el Apolo de la Moncloa se hizo hombre y habitó entre nosotros. El dios se ha encarnado en el pueblo, sobre todo en el pueblo catalán indepe: no le quedaba otra, pues encarnarse en una idea ajena a seguir en la Moncloa le suponía su expulsión del Olimpo. A partir de hoy es deseo presidencial, dicen, que el 30 de mayo, cuando el Congreso aprobó la Amnistía, se celebre el Día de los Indepes de los Països Catalans para conmemorar la llegada de la paz, la convivencia y el amor entre ambos Estados gracias a Él. También se ha encarnado en el Sant Jordi que alanceó al dragón de la extrema derecha fascista que no quería la amnistía.
Cuentan las malas lenguas que en los ratos libres que le deja la campaña, recita por los pasillos de la Moncloa la última parte del soneto de Quevedo, «Amor constante más allá de la muerte», acompañado a la lira por Conde Pumpido y a la flauta travesera por Álvaro García-Ortiz: «Su cuerpo dejará no su cuidado/ serán cenizas, mas tendrá sentido/ polvo serán, mas polvo enamorado». Han grabado un vídeo que enviarán a Puchi y a Junqueras. Y a la Bego, claro.
Los mil asesores monclovitas creen que no será del gusto de los indepes que el Apolo Encarnado en el pueblo reciba en la Moncloa al Real Madrid, hijo de la diosa Cibeles y del dios Florentino, con millones de seguidores fans de las diosa de la fruta. A ver qué hace.
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