Valencia

Mestalla Ferrari y Cabanyal: algo se mueve en el PSPV

El candidato socialista a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, ha revolucionado las bases anquilosadas de los socialistas valencianos acostumbradas más al pensamiento único que a la discrepancia.

El concejal Móstoles (PSPV), desalojado de El Cabanyal por la Policía
El concejal Móstoles (PSPV), desalojado de El Cabanyal por la Policíalarazon

Tres hechos, o mejor cuatro, han sacudido la política marcada hasta ahora en ratos libres por Carmen Alborch al albur de su nuevas y jóvenes mentes pensantes, y reconducida muchas veces desde Blanquerías.

Ferrari, Mestalla y Cabanyal son las palabras claves de la nueva línea política que marcará Joan Calabuig y que, de momento, parece no estar supeditada a instancias superiores. Es más, esas instancias, han tenido que reconducir el discurso para no quedarse fuera de juego.

Por partes. Ferrari. Las declaraciones de Calabuig fueron inmediatamente posteriores a las que realizó el portavoz de la oposición parlamentaria socialista en Les Corts Valencianes, Ángel Luna, en una sesión de control, a colación del anuncio por parte de la Generalitat de que tanto Francisco Camps como Rita Barberá estaban haciendo trámites para que Ferrari instalara un parque temático de la escudería en Valencia.

El síndico socialista calificó de «surrealista» la posibilidad de que, dada la situación económica, Camps estuviera negociando esta posibilidad. Incluso llegó a decir que habría mecanismos para «incapacitar» a Camps para que no siguiera gestionando el dinero de los valencianos.

Calabuig, saliéndose del camino marcado, dijo que el proyecto de Ferrari merecía la pena ser estudiado: «que no cueste dinero a los valencianos, que exista un consenso político, social y económico, y que haya total transparencia en la gestión de los recursos públicos» y apuntilló que «como candidato a la alcaldía de Valencia, quiero lo mejor para la ciudad», con lo que reconocía implícitamente que la opción podía ser buena, un criterio, a priori más sensato que el de Luna que ni siquiera pidió explicaciones del cómo, cuándo, dónde ni porqué.

Esta cambio de parecer recordaba la rectificación del propio Alarte a Alborch cuando ésta dijo que la ciudad no quería el circuito de Fórmula 1.

Después llegó Mestalla, y el PSPV retiró la denuncia que el grupo socialista interpuso en su día por la recalificación de los terrenos del viejo estadio. Aquí hay que decir que la intención de retirar dicha querella la evidencia el propio Alarte desde que llegó a la secretaría general, pero fue con la llegada de Calabuig cuando esta circunstancia se materializó.

Pero el terremoto de intensidad nueve en la falla del socialismo valenciano tuvo su epicentro en el Cabanyal.

La oposición frontal del PSPV a la prolongación de Blasco Ibáñez, reflejada en el desalojo que la Policía Local hubo de hacer de concejales socialistas interpuestos frente a las excavadoras cambiaba por una llamada al consenso y a buscar una solución entre todos, que pudiera incluir un prolongación más «suave».

Alborch quedaba seriamente desautorizada, y también el secretario general del PSPV de Valencia, Salvador Broseta, al que ni su jefe Alarte tuvo en cuenta cuando dijo «Alborch, Calabuig y yo queremos lo mejor para el Cabanyal».

Calabuig abandona así la línea política del socialismo en los asuntos que más han desgastado la imagen del partido, y se deshace también de la pátina de izquierda trasnochada -al decir de muchos concejales- que acompaña a Carmen Alborch.

El candidato se está haciendo su hueco mediático sin subrrogarse a hipotecas suscritas por otros. De momento, cotiza bien.