Brasil

Bolsonaro pierde a su segundo ministro de Salud en un mes

Los rifirrafes con el presidente en la gestión del coronavirus y su deseo de imponer la cloroquina como tratamiento han provocado su renuncia

Cuando cumple 500 días en el poder, el presidente Jair Bolsonaro se queda más solo que nunca. Sus ministros no aguantan sus intromisiones. El mandatario brasileño se ha convertido en una especie de jerarca que pretende controlar todas las decisiones pasando por encima de su Gabinete, el Congreso y el Supremo. El coronavirus ha sido el detonante, y el país está viendo al verdadero «lobo del palacio de Planalto».

El último en caer, o en este caso renunciar, ha sido el ministro de Salud, Nelson Teich, quien presentó ayer su renuncia al cargo menos de un mes después de haber tomado posesión. La principal razón, las presiones del presidente Bolsonaro para legalizar el empleo de la cloroquina –medicamento indicado contra el lupus y la malaria–para contra el nuevo coronavirus.

Teich llegó al cargo el 17 de ab ril después de haber reemplazado a Luiz Henrique Mandetta, un firme defensor de las cuarentenas. Pocos días más tarderenunciaba también como ministro de Justicia el exjuez Sergio Moro, con denuncia contra Bolsonario incluida ante el Supremo por intentar interferir en investigaciones de la Policía federal para proteger a sus hijos.

Teich, médico y empresario del sector privado, días atrás había quedado en evidencia al ser excluido de la toma de varias decisiones sanitarias, después de que se supiera que no había sido consultado por Bolsonaro antes de definir por decreto la reapertura de gimnasios y peluquerías, una medida ya rechazada por muchos gobernadores.

Roces previos

«¿Ese decreto salió hoy? No tuvimos nada que ver, es algo del presidente», respondió Teich ante la consulta periodística sobre cuál era su opinión acerca de la medida, mientras que en ese mismo momento Bolsonaro declaraba en la residencia presidencial que «el ejercicio es salud y la higiene es salud», al defender a los gimnasios y peluquerías como actividades esenciales.

Teich, un oncólogo sin experiencia en el sector público, había sido tildado de «comunista» por los bolsonaristas en las redes sociales porque evitó alinearse con el mandatario cuando recomendó –como su amigo el presidente de EE UU, Donald Trump– la cloroquina como remedio fundamental para combatir el coronavirus porque no existen aún pruebas científicas de su eficacia.

Hay que tener en cuenta que las farmacéuticas representan un «lobby» importante en Brasil. De hecho, junto con evangelistas, madereros y agricultores, fueron los grandes patrocinadores de la campaña de Bolsonaro.

Mientras, los casos de coronavirus en Brasil ya han superado a los de Alemania y Francia, con más de 202.000 confirmados y 800 muertos por día, lo que hace de este país el más asolado de la región y con el peligro que supone su expansión a otros países vecinos. A la incompetencia de Bolsonaro para frenar la propagación del coronavirus, se une la crisis política, lo que ha golpeado su popularidad en los últimos meses. Una encuesta publicada por la consultora MDA ha revelado que un 55,4% de los brasileños desaprueba en estos momentos la gestión del mandatario.