Hong Kong

Hong Kong apaga la llama de Tiananmen

Por primera vez en 30 años, la ciudad autónoma no conmemorará la vigilia de la matanza de estudiantes con la excusa del coronavirus pero en medio de la creciente tensión con Pekín

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Tal día como hoy en 1989 miles de ciudadanos chinos murieron aplastados por el Ejército de Liberación Popular en los alrededores de la Plaza de Tiananmen. Desde aquella trágica fecha, Hong Kong –colonia británica entonces y ciudad china desde 1997- celebra una vigilia cada año para recordar a todos aquellos que perdieron su vida por tratar de ejercer su derecho a expresarse. Han pasado treinta y un años para que, por primera vez en la historia, sean los hongkoneses quienes no podrán reunirse en el parque Victoria y prender unas velas que han mantenido viva año tras año la memoria del suceso.

La conmemoración pública de la matanza de Tiananmen está prohibida en todo el territorio chino y, hasta ahora, solo se ha podido celebrar en la ex colonia británica. Los hongkoneses la ven como un símbolo del funcionamiento del modelo de “un país, dos sistemas” que rige en la ciudad autónoma, pero ahora también observan cautos cómo ese sistema se deteriora. Sobre todo, después de que, tras casi un año repleto de protestas en las que se han sucedido los enfrentamientos entre los antigubernamentales y las Fuerzas de Seguridad, Pekín aprobara la semana pasada una Ley de Seguridad Nacional para la ciudad, que ha supuesto todo un varapalo para los colectivos prodemocráticos.

Según las autoridades, la normativa no modificará los derechos y libertades de los que gozan los hongkoneses y solo afectará a “un puñado de infractores”. La ley tipificará como delitos la “traición, secesión, sedición o subversión contra el Gobierno Popular Central”, pero la realidad es que todavía no está claro cómo afectará al día a día de los ciudadanos. Por eso, la prohibición de celebrar la vigilia, según el Ejecutivo local debido a las restricciones existentes por la epidemia de coronavirus, ha hecho sospechar a más de uno.

El Gobierno de Carrie Lam parece no querer correr riesgos y ha extendido la prohibición de reuniones públicas hasta el 18 de junio ni permite encuentros de más de ocho personas, pese a que la situación en Hong Kong es relativamente buena con los escolares volviendo a las aulas el próximo lunes. Por eso, para aquellos que cada 4 de junio se acercaban al parque Victoria, esta decisión pone de manifiesto el cada vez mayor control de Pekín sobre la ex colonia y a los derechos de expresión o manifestación en más peligro que nunca.

Este año, no les quedará otra opción que la de encender una vela desde sus casas o la calle y guardar un minuto de silencio. Todo ello, sin olvidarse de mantener la distancia de seguridad recomendada, tal y como les ha pedido la Alianza de Apoyo a los Movimientos Democráticos y Patrióticos de China, entidad organizadora de la vigilia.

Precisamente, dicha organización ya ha alzado la voz y ha acusado a la policía de estar usando el virus como pretexto para hacer algo de lo que ya tenían intención. “Este año, en el 31º aniversario (de la Plaza Tiananmen) y sin ni siquiera tener la ley de seguridad nacional en vigor, [la vigilia] ha sido prohibida por la policía en nombre del virus”, se quejó el presidente de la alianza, Lee Cheuk Yan. Para él, la vigilia anual sirve como una “prueba de fuego” para el principio de “un país, dos sistemas”. “Si nos suprimen, significa que el ´un país, dos sistemas´ ya no existe”, añadió preocupado por lo que ocurrirá el próximo año con la ley ya en marcha.

Su inquietud es compartida por Han Dongfang, un activista de derechos laborales que estuvo en la lista de los más buscados de Pekín tras la represión de Tiananmen. “Si se observa cómo el continente trata a los abogados, trabajadores migrantes y peticionarios, se sabe que este sistema podrá apuntar a cualquiera en nombre de la seguridad nacional”, admitió al diario hongkonés SCMP. Por ello, 2021 será clave para saber hasta dónde llega la mano de Pekín. “No se puede obtener más poder y autoridad amordazando a las personas”, agregó.

Aún con todo, los hay que se muestran optimistas y se agarran a las presiones que otros países puedan ejercer desde el exterior. Como por ejemplo, la de Reino Unido, que además ha abierto la posibilidad a aquellos que cuentan con un pasaporte británico de ultramar a vivir en un futuro en su territorio. Con las solicitudes de información para migrar a otros lugares increméntandose, solo el tiempo mostrará si los hongkoneses que se quedan podrán seguir recordando públicamente el terror que se vivió hace tres décadas en las calles de Pekín.