Medida de gracia
¿Puede indultar Trump a sus hijos?
El presidente saliente explora con sus asesores la posibilidad de otorgar indultos preventivos a familiares e incluso a sí mismo
Esta semana se ha sabido que el Departamento de Justicia investiga una posible trama corrupta que habría intentado desviar fondos con destino a la Casa Blanca para lograr a cambio indultos presidenciales.
Entre los posibles beneficiarios de un perdón ejecutivo podrían figurar tres de los hijos del presidente, Donald Trump Jr., Eric Trump y por supuesto Ivanka Trump, así como el marido de esta última, el multimillonario Jared Kushner, hombre fuerte de la Casa Blanca para la política relacionada con Oriente Medio.
Trump Jr. fue investigado por el fiscal especial del «Rusiagate», Robert S. Mueller, por sus contactos y reuniones con ciudadanos rusos que podrían estar vinculados con los servicios de inteligencia de ese país. En el caso de Eric e Ivanka, podría tratarse de cuestiones monetarias, relacionadas con los negocios del emporio Trump, cuya gestión siguió en manos de la familia pese a las suspicacias que desató.
Pero no solo ha pensado Trump en indultar a su familia, sino que ha llegado a insinuar que podría usar esa carta para sí mismo, una posibilidad que no está específicamente prohibida pero que éticamente es muy cuestionable.
Trump ya indultó a su exasesor de seguridad nacional Michael Flynn, quien se declaró culpable dos veces de mentir al FBI pero aún no había sido sentenciado.
Lo que comparten el posible auto perdón, los indultos familiares y el perdón de Flynn es que se anticipan a futuros enjuiciamientos. Pero hay que recordar que un perdón del presidente no brinda protección contra delitos estatales o locales, solo contra los federales.
¿Puede hacerlo?
La Constitución de los Estados Unidos, Art. II, Sec. 2, establece que el presidente tendrá el poder de conceder indultos y perdones en los casos de ofensas contra los Estados Unidos, excepto en los casos de personas condenadas en un juicio político.
Desde 1977, los presidentes han recibido unas 600 peticiones de perdón o clemencia por año y han concedido alrededor de un diez por ciento de las mismas. Para que un perdón pueda ser concedido, en general los que van a ser perdonados deben admitir previamente su culpa.
El poder presidencial para perdonar y conmutar penas ha sido controvertido desde siempre porque a menudo se usa más por conveniencia política que para corregir un error judicial. Quizás el perdón más famoso en la historia de Estados Unidos fue concedido por el presidente Gerald Ford a su antecesor en el cargo, el presidente Richard Nixon, el 8 de septiembre de 1974, por la conducta oficial delictiva que dio lugar al escándalo Watergate.
Un perdón presidencial puede ser concedido en cualquier momento tras la comisión del delito; el perdonado no tiene por qué haber sido ni condenado ni siquiera formalmente acusado por un crimen.
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