Tensión en Bruselas

Un grupo de 81 eurodiputados pide la dimisión de Borrell tras el fracaso de su viaje a Moscú

El jefe de la diplomacia europea pidió a la UE que no “caiga en la trampa” de la división respecto a Rusia en su comparecencia ante el Parlamento Europeo

El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se dirige a los eurodiputados en el Parlamento Europeo en Bruselas tras su viaje a Moscú
El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se dirige a los eurodiputados en el Parlamento Europeo en Bruselas tras su viaje a MoscúFrancisco SecoAP

Puede que sea uno de los tragos más amargos desde su nombramiento como máximo representante de la diplomacia comunitaria. Josep Borrell ha comparecido la tarde de este martes ante el pleno del hemiciclo europeo para explicar los pormenores de su viaje a Moscú dónde fue humillado por el ministro de Exteriores Sergei Lavrov.

La visita ya venía precedida por la polémica, ya que varias capitales europeas –repúblicas bálticas y países del Este- le habían pedido que cancelara este trayecto y grupos políticos como el Partido Popular Europeo y los liberales de Renew Europe también mantenían muchas dudas sobre el éxito de este viaje. Creían que esta iniciativa tenía sentido tan sólo si el alto representante se reunía con el disidente Alexei Navalni, encarcelado tras un intento de asesinato por parte del Kremlin. Pero París y Berlín estaban a favor del deshielo con Rusia y creían que el español debía testar las aguas, aún a costa de salir trasquilado.

Tras regresar de Rusia este pasado fin de semana, Borrell ha tenido que reconocer que el viaje ha sido un fiasco a la hora de perseguir sus propósitos, pero sigue manteniendo que hizo lo adecuado y que quiere seguir manteniendo los canales diplomáticos abiertos. Después de señalar que la emboscada rusa tenía intención de dividir al club comunitario, ha pedido a los Estados “no caer en esta trampa” y preservar “la unidad y determinación” ante la encrucijada histórica en las que se encuentra el club comunitario en sus relaciones con Moscú.

“La política exterior no puede ser reducida a dirigir comunicados escritos desde distancias seguras desde mi oficina en el Berlaymont o el Servicio de Acción Exterior. Es importante mostrar nuestras preocupaciones de manera directa, en persona y en momento oportuno y el lugar adecuado” ,se ha defendido.

Borrell también ha asegurado que sabía antes de viajar a Moscú la semana pasada que el viaje iba acarrear “riesgos” tras las críticas recibidas por su visita, que evidenció el alejamiento entre el bloque comunitario y el Kremlin. “Esta visita acarreaba riesgos manifiestos que yo asumí. Asumí estos riesgos porque nosotros condenamos cómo se ha gestionado el asunto Navalni”, puntualizó.

Tras reconocer que vuelve de su periplo más preocupado que antes, el español ha indicado que en el próximo Consejo de Exteriores previsto para el 22 de febrero propondrá medidas que incluirán “acciones robustas contras la desinformación, ciberataques y amenazas híbridas” y volverá a estar sobre la mesa la posibilidad de sanciones.

Antes de su intervención en el Parlamento Europeo, un total de 81 eurodiputados habían pedido el cese de Borrell como alto representante. Lo hicieron en una carta que remitieron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en la que se mostraron “muy preocupados por los hechos humillantes” en la visita de Borrell a Moscú, “que han dañado enormemente la reputación de la Unión Europea”.

La iniciativa ha estado liderada por el eurodiputado estonio del Partido Popular Europeo, Riho Terras y la mayoría de los que han pedido su dimisión son eurodiputados de los países del Este. El Partido Popular Europeo y los liberales de Renew Europe, aunque críticos con este viaje, se han desmarcado de esta petición. A pesar de esto, creen que la UE ha salido humillada de este revés diplomático.

Von der Leyen no tardó en responder a la demanda de los eurodiputados, entre los que se encuentra al español Hermann Tersch. La presidenta de la Comisión ha cerrado filas con la visita a Rusia de Borrell al asegurar que era un viaje “necesario”, en el que el jefe de la diplomacia europea transmitió un mensaje claro a las autoridades rusas sobre la puesta en libertad del opositor Alexei Navalni y de los manifestantes detenidos.

Fue el viernes pasado cuando el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores protagonizó en Moscú una rueda de prensa junto a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, una bronca rueda de prensa en la que Lavrov acabó lanzando ataques contra la UE y comparó la situación de Navalni con la de los presos independentistas catalanes. Eso sumado a la expulsión de tres diplomáticos europeos en plena reunión entre Borrell y el ministro de Exteriores ruso.