Congreso conservador

La esperada reaparición de Trump como el líder de la oposición republicana

El ex presidente elige la regulación de once millones de indocumentados como su caballo de batalla contra Biden. Los conservadores cosen las heridas internas con su rechazo a la ambiciosa reforma migratoria de la Casa Blanca

Una mujer se hace una foto con el Donald Trump dorado en el congreso conservador en Orlando, Florida
Una mujer se hace una foto con el Donald Trump dorado en el congreso conservador en Orlando, FloridaSam ThomasAP

El Partido Republicano ya ha elegido su caballo de batalla en la oposición al presidente Joe Biden. Como en la campaña que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, la inimgración será el eje de su mensaje en el ciclo político que se abre tras el retorno de los demócratas a la Casa Blanca.

Superado el dilema del “impeachment”, en el que los legisladores republicanos tuvieron que elegir entre “matar al padre” y condenar a Trump por su papel en el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, que aireó las diferencias entre el trumpismo y dirigentes conservadores más ortodoxos, el partido busca ahora reagruparse y recuperar la iniciativa tomando como bandera un asunto que sí los pone a todos de acuerdo, el rechazo a la política favorable a la inmigración ya iniciada por Biden.

El presidente se ha apresurado a deshacer algunas de las medidas más polémicas de la era Trump. En su primer mes en la presidencia ha paralizado la construcción del muro en la frontera con México y la expulsión de menores no acompañados, y ha levantado la prohibición de viajar a Estados Unidos a personas procedentes de algunos países islámicos. Pero lo que de veras ha puesto los pelos de punta a muchos en las filas republicanas ha sido la ambiciosa propuesta de reforma migratoria que los demócratas han llevado al Congreso, que, de aprobarse, abriría un camino a la ciudadanía a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados que se estima hay en Estados Unidos.

Biden necesitará atraer algunos de los votos republicanos en el Congreso si quiere convertir en realidad su ambicioso plan. Ya ha quedado claro que no le va a resultar nada fácil. Stephen Miller, el artífice de las política migratorias de Trump, resumió el sentir entre los republicanos: “Si tuvieran que escribir una ley con la que destruir una nación, sería esta ley”.

No ha sido la única voz destacada dentro del “Grand Old Party” que ha adelantado su rechazo, pero todos en el partido esperan a que se manifieste Trump. Lo hará hoy, domingo en la Conferencia de Acción Política que los conservadores celebrarán en Orlando. Será su primera gran aparición en público tras haber sobrevivido al “impeachment”, en la que espera volver a marcar la agenda del movimiento conservador y recordarles a propios y extraños que sigue siendo el macho alfa y el favorito de los votantes del partido.

Donald Trump Jr., habla en la conferencia conservadora (CPAC) en Orlando, Florida
Donald Trump Jr., habla en la conferencia conservadora (CPAC) en Orlando, FloridaJohn RaouxAP

Su entorno lleva días anunciando a la prensa estadounidense que el ex presidente fustigará a Joe Biden por su política migratoria, de la que los republicanos en la Cámara de Representantes han advertido que provocará un efecto llamada y una “catástrofe” en la frontera sur. Trump busca subrayar que sigue políticamente vivo y que sigue abierta la posibilidad de que repita como candidato en 2024.

El ex presidente sabe que el rechazo a las puertas abiertas a la inmigración es una causa popular entre muchos votantes que han perdido sus empleos por culpa de la pandemia y que apelar a sus miedos puede servir para acallar a los pesos pesados republicanos que se alejaron de él cuando en las últimas semanas de su mandato intentó sabotear la proclamación de Biden, como su vicepresidente, Mike Pence, o el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell.

Incluso los analistas más afines coinciden en que el asunto es potencialmente nocivo para Biden, presionado a su vez por los sectores más a la izquierda del Partido Demócrata, muchos jóvenes de raíces latinas, que exigen una regularización masiva e inmediata. El nuevo Gobierno ya se ha topado con las dificultades de gestionar un problema tan complejo como el de la inmigración irregular, y ya se aprecian indicios de un cierto “efecto llamada” tras conocerse la reforma que debatirá el Congreso.

Nueva ola en la frontera sur

Las cifras van al alza desde que Biden se sentó en el Despacho Oval por primera vez. El número de menores no acompañados bajo custodia federal se ha triplicado, hasta alcanzar los 7.000 y, por primera vez en muchos años, los guardacostas de Florida vuelven a interceptar un número significativo de balseros cubanos. En correos filtrados al “Washington Post”, el nuevo secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, urgió a su equipo a prepararse para “una nueva ola en la frontera” sur, un indicio de la preocupación creciente en el equipo presidencial y de que mensajes de altos funcionarios advirtiendo de que la reforma migratoria no significará la apertura total de la frontera no están teniendo el eco esperado en los países de origen de los migrantes.

Trump y los republicanos han olido la sangre. Miller subrayó en una entrevista que el objetivo debe ser colocar el asunto en el centro del debate público: “Es la receta para que los demócratas se lleven una paliza histórica en las elecciones de mitad de mandato”. La campaña ya ha comenzado.