Rusia-Bielorrusia
Putin y Lukashenko refuerzan su alianza en Moscú
Ambos líderes buscaron seguir avanzando en la cohesión de ambos países a través del “Estado de Unión de Bielorrusia y Rusia” un tratado creado en 1999
Los líderes de Bielorrusia y Rusia, Alexander Lukashenko y Vladimir Putin, se reunieron ayer en Moscú para reforzar los lazos políticos, militares y económicos. Igualmente buscaron seguir avanzando en la cohesión de ambos países a través del “Estado de Unión de Bielorrusia y Rusia” un tratado creado en 1999.
Putin se mostró dispuesto a poner “el punto y final” al documento, que incluye 28 programas que buscan crear un espacio común entre las dos antiguas repúblicas soviéticas. Los programas, que han sido objeto de arduas negociaciones desde hace tres años, aluden a la integración comercial, fiscal, aduanera, industrial y energética.
En caso de que ambos presidentes den hoy su visto bueno, Putin adelantó que los primeros ministros aprobarán el acuerdo mañana, viernes. “Esto no está relacionado con ninguna coyuntura política actual en nuestros países ni con el calendario político en vísperas de las elecciones parlamentarias en Rusia”, dijo. Consideró que la actual crisis económica vinculada con la pandemia del coronavirus obliga a ambos países a “buscar recursos” y “mejorar la competitividad”.
Por su parte, Lukashenko expresó su confianza en que las negociaciones sean “exitosas”, ya que, subrayó, rusos y bielorrusos “son prácticamente el mismo pueblo”. En caso de éxito, añadió, “será un gran paso en muchas esferas”.
Según los expertos, la firma de este pacto podría suponer una gran pérdida de soberanía para Bielorrusia. Desde hace más de un año Rusia ha estado proporcionando a Minsk suministros de energía a un precio bajo, además de asistencia financiera. El Kremlin ha demostrado en los últimos meses su predisposición para seguir financiando al gobierno de Lukashenko, pero exige a cambio más integración en Rusia.
Lukashenko permanece en el poder desde hace 27 años, después de haberse aferrado al poder en las últimas elecciones de agosto de 2020, que la comunidad internacional considera fraudulentas, el líder bielorruso encara un aislamiento internacional que le deja una sola vía de escape: Moscú. El presidente bielorruso se ha referido a las protestas del año pasado y a las acciones de la oposición en el exilio como un intento de Occidente para desestabilizar Rusia. En esta línea, él mismo ha pedido públicamente al Kremlin en numerosas ocasiones unir fuerzas ante lo que considera “una amenaza común’', asegurando que “el ejército bielorruso se encuentra en la frontera occidental. Si, dios no lo quiera, empieza una guerra, el nuestro ejército será el primero en participar en la lucha”.
Los dos países empiezan hoy los ejercicios militares Zapad 2021. Hasta el 16 de septiembre 200,000 soldados participarán en uno de los ejercicios más grandes de la historia. Más allá de unos ejercicios rutinarios, Zapad demostrará el poder militar y sobre todo la capacidad de Rusia para defender sus intereses en Bielorrusia desplegando a diferentes batallones sobre el terreno.
En cuanto a su relación con las instituciones comunitarias, el presidente bielorruso remitió ayer a Bruselas un documento en el que pone fin al acuerdo migratorio con Europa a través del cual controlaba la inmigración indocumentada en sus fronteras.
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