Londres
Efectos del Brexit un año después: más costes y colapso en las fronteras
Un informe del Parlamento británico desmiente las bondades del divorcio con la UE vendidas por el Gobierno «tory»
En pleno “Partygate”, el “premier”Boris Johnson saca la bandera del Brexit cada vez que puede con la intención de que, lo que vende como su gran logro político, sea cortina de humo para tapar un escándalo que puede acabar costándole el puesto.
Pero resulta que el histórico divorcio con la UE no está ofreciendo la tierra prometida que en su día vendieron los euroescépticos. Lejos de liberar a las empresas británicas “para darles el margen de maniobra necesario para maximizar su productividad y su contribución a la economía”, el único impacto detectable hasta ahora de la salida del bloque es el “aumento de los costes, papeleo y retrasos en la frontera”. Y no es algo que defiendan los críticos con el “premier” a fin de castigar aún más su autoridad. Son las conclusiones del informe publicado ayer por el Comité de Cuentas Públicas (PAC) de Westminster, el organismo de control de gastos del parlamento.
Si bien recalca que es “difícil” desentrañar las consecuencias del Brexit de los efectos de la covid y problemas globales más amplios de suministro y mano de obra -acrecentados en Reino Unido por la nueva ley de inmigración-, matiza que “queda claro que la salida de la UE ha tenido un impacto” en los volúmenes comerciales.
En definitiva, mal pie para Jacob Rees-Mogg que ayer se estrenaba como nuevo secretario de Estado para las “Oportunidades del Brexit y la Eficiencia Gubernamental”, un cargo que el primer ministro se ha sacado de la manga en la reestructuración de Gabinete a fin de contentar a los “brexiters” y calmar así los ánimos en sus propias filas, que podrían forzar un desafío a su liderazgo por las fiestas celebradas en Downing Street en pleno confinamiento.
Cuando se acaba de cumplir el primer aniversario del divorcio, el Comité de Cuentas Públicas se muestra especialmente crítico con el Ejecutivo. “Siempre ha habido retrasos en los plazos prometidos. Es hora de que el Gobierno sea honesto sobre los problemas en lugar de prometer demasiado”, matiza. Asimismo, recalca que “debería estar haciendo mucho más trabajo a corto plazo para comprender y minimizar la carga actual sobre quienes comercian con la UE”.
Bruselas lleva implementado los nuevos controles completos de los productos procedentes de Reino Unido desde principios de 2021. Pero Downing Street está encontrando dificultades, que se han incrementado además ante la falta de transportistas. Tras varios aplazamientos, los nuevos controles aduaneros entraron en vigor el pasado mes de enero. Aunque algunos referentes a seguridad sanitaria y fitosanitaria para productos agrícolas no se implementarán hasta el próximo mes de julio.
Con todo, ya hay colas kilométricas de largas horas para los camiones en el puerto de Dover, principal conexión con el Canal de la Mancha. En este sentido, el comité parlamentario describe los planes del Número 10 para crear “la frontera más efectiva del mundo para 2025″ como “optimistas, dada la situación actual”.
Downing Street defiende que está en conversaciones con las autoridades francesas para discutir cómo podrían operar los nuevos controles sin causar colas, aunque reconoce que estas conversaciones “se encuentran en una fase inicial”.
Por otra parte, el Comité de Cuentas Públicas mostró su preocupación por lo que sucederá cuando el tráfico de pasajeros a través de la frontera de Reino Unido vuelva a los niveles normales a medida que la pandemia vaya remitiendo. En este sentido, destaca que existe un riesgo significativo de más retrasos a finales de este año cuando la UE introduzca controles biométricos de pasaportes bajo su nuevo Sistema de Entrada y Salida
Otro de los puntos más importantes que aborda el informe es el impacto del polémico Protocolo de Irlanda. “Los bienes que fluyen de Irlanda del Norte a la República de Irlanda aumentaron un 61% interanual entre enero y agosto de 2021 y los bienes de Irlanda a Irlanda del Norte aumentaron un 47% durante el mismo período”, recalca.
Después de que Downing Street se negara a permanecer en la unión aduanera, optó por dejar a la provincia británica en un régimen distinto al del resto de Reino Unido, obligando ahora a Belfast a ejecutar controles a los productos que se reciben desde Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra).
Se trata de una decisión que no solo está acarreando grandes problemas burocráticos, sino también tremendas tensiones políticas, hasta el punto de que los unionistas del DUP (que se sienten traicionados por Londres) han forzado el colapso del Gobierno de coalición en Belfast, generando una crisis a tan sólo tres meses de la elecciones autonómicas. El mayor miedo de los protestantes es que Irlanda del Norte está ahora más alineado a la República de Irlanda que a Gran Bretaña, lo que está dando impulso a los católicos del Sinn Fein en las encuestas. Para los republicanos, su objetivo histórico siempre ha sido la reunificación de la isla. Y con la reunificación comercial ven ahora el primer paso.
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