Defensa

La bomba nuclear B61-12, el arma estadounidense que podría acabar con la humanidad

Las Fuerzas Áreas de Estados Unidos cuentan con este artefacto que ya ha superado las pruebas

Bombardero B-2 de Estados Unidos
Bombardero B-2 de Estados UnidosDreamstime

Durante los últimos meses, el miedo a una posible guerra nuclear ha ido incrementándose a medida que los principales países implicados en la batalla armamentista (Corea del Norte, China, Estados Unidos o Rusia) han intensificado sus ensayos de armas nucleares, así como la tensión entre ellos ha aumentado. Sobre todo en el caso de Washington y Moscú, que con la invasión rusa a Ucrania, la relación entre ambos vive los peores momentos desde la Guerra Fría.

La posibilidad de que las fuerzas rusas utilicen armas nucleares en territorio ucraniano es real, así como fuerzas de inteligencia estadounidenses han acusado al Kremlin de haber ejercido ya su uso a lo largo de estos más de seis meses de conflicto. La oposición rusa, por su parte, ha alertado de que Putin se debate entre usar armas nucleares como “única vía para no aceptar la derrota en Ucrania”.

Asimismo, Rusia ha rechazado recientemente el Tratado de No Proliferación Nuclear. Por supuesto, ha alertado a la Unión Europea y la ONU, y es que Moscú posee más de 6.000 cabezas nucleares, que podría utilizar en cualquier momento, y es un número mayor a las de Estados Unidos. No obstante, Washington cuenta con el arma que podría acabar con la humanidad si tuviera lugar un ataque nuclear ruso: la bomba B61-12, la principal arma termonuclear del arsenal estadounidense.

¿Cómo es el arma nuclear que pondría en peligro al mundo?

Las Fuerzas Aéreas de EE UU y la empresa Nortrop Grumman están desarrollando un sistema de puntería asistida por radar (RATS) en su bombardero B-2, una aeronave estratégica y polivalente que cuenta con tecnología furtiva de baja visibilidad. Esto es parte de su plan de modernización, que incluye una serie de actualizaciones del avión, entre otros.

Así, una vez completada, permitirá lanzar la nueva y mejorada bomba B61-12, con capacidad nuclear, que añade un nuevo nivel de precisión en los objetivos y consolida varios tipos diferentes de opciones en un solo arma y puede llevar a cabo diferentes tipos de ataques, como detonación sobre la superficie u opciones de destrucción de búnkeres.

“La principal ventaja del B61-12 es que reúne todas las capacidades de las bombas de gravedad contra todos los escenarios de objetivos en una sola bomba”, dijo a Warrior Maven Hans Kristensen, Director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses.

En 2015, la actualización de la bomba nuclear fue probada por primera vez, en un lanzamiento de la fase de pruebas que precedió a otros dos más antes de que acabara el año. Al ser exitoso, en 2020, se comenzó con su fabricación, y así, a finales del año pasado, se entregó al complejo militar la primera muestra de producción. Debido a sus amplias capacidades, los oficiales estadounidenses han comenzado a referirse a este arma como “All Up Round” o “AUR”, una designación que se da a un artefacto completamente ensamblado.

La tecnología que permite opciones nucleares podría disuadir a un potencial atacante de arriesgarse a un ataque nuclear táctico, según la compañía desarrolladora, que asegura que la modernización criptográfica está diseñada para mejorar más la seguridad de las comunicaciones de varias transmisiones de alta frecuencia.

¿La guerra nuclear es inminente?

Hasta ahora, B61-12 ya ha sido integrada en el B-2. Según los informes de Defensa de EE UU, este aeroplano puede utilizar de forma segura dispositivos de comunicación avanzados como este arma nuclear. Pero las fuerzas estadounidenses también quieren integrarla en otros bombarderos, cazas y drones, como el F-35 Lightning II. También en aviones de doble capacidad como el F-15E y el F-16C/D.

Mientras los ejércitos estadounidenses y rusos continúan rearmándose, un reciente estudio elaborado por la revista Nature Food explicó que el lanzamiento de cien bombas atómicas entre ambos países dejaría una hambruna nunca antes vista por interrupciones “catastróficas” en el suministro de alimentos, lo que provocaría que unos dos tercios de la humanidad podrían morir de hambre.

El resultado se acercaría a los más de 34 millones de muertos en las primeras tres horas, así como casi cien millones de víctimas se producirían en los primeros minutos.