Drones

El US Army tiene un nuevo y peligroso enemigo en Irak: los enjambres de drones

El bautismo de fuego del ejército de EE.UU. contra los enjambres de drones en Oriente Próximo ha dejado un balance de treinta soldados heridos y ha obligado a improvisar nuevas defensas ante una amenaza para la que no estaban preparados,

Lanzamiento de un dron
El US Army tiene un nuevo y peligroso enemigo en Irak: los enjambres de dronesUS Army

Una inversión que supera los 5.000 millones de dólares en drones interceptores del modelo Coyote. Esa ha sido la contundente respuesta del Pentágono a una nueva realidad bélica que ha puesto en jaque a sus tropas desplegadas en el extranjero. La decisión de Washington de realizar este desembolso mayúsculo no es una medida preventiva, sino la consecuencia directa de las duras lecciones aprendidas sobre el terreno, donde sus soldados se han enfrentado por primera vez a una amenaza hasta ahora subestimada. Este cambio de paradigma es una tendencia global que redefine el campo de batalla, donde los drones se enfrentan al poder militar tradicional en un pulso tecnológico sin precedentes.

De hecho, este bautismo de fuego tuvo lugar entre el pasado otoño e invierno en Irak y Siria. Allí, la 10ª División de Montaña del Ejército estadounidense se vio sometida a una campaña de ataques constantes por parte de milicias respaldadas por Irán. El método de asalto era siempre el mismo: el uso de enjambres de drones suicidas de largo alcance, presumiblemente del modelo Shahed, que pusieron a prueba las defensas de las bases norteamericanas como nunca antes se había visto.

No obstante, esta oleada de asaltos cogió a las tropas con el pie cambiado. La mayoría de los soldados contaba con una formación mínima para contrarrestar este tipo de guerra, viéndose obligados a desarrollar tácticas defensivas sobre la marcha. La improvisación se convirtió en su principal herramienta, llegando a inspirarse en la cruda experiencia del ejército ucraniano. Así, comenzaron a cubrir edificios y vehículos blindados con redes especiales para detener drones, una solución de urgencia que resultó sorprendentemente eficaz y que dejó al menos treinta soldados heridos, tal y como informa el medio United24media. Por estas heridas, todos ellos han sido condecorados con el Corazón Púrpura.

Una lección aprendida a un alto precio

Aun así, a pesar de la falta de preparación inicial, la capacidad de adaptación de la división fue notable. En el transcurso de esos meses de asedio tecnológico, las fuerzas estadounidenses lograron derribar más de un centenar de drones enemigos. Este éxito en la contención de la mayoría de los ataques demostró que, incluso con medios improvisados, era posible hacer frente a la amenaza, pero también evidenció la necesidad urgente de una estrategia y un equipamiento más sofisticados. Esta necesidad de innovación se refleja en el impulso de la industria de defensa estadounidense, donde gigantes como Boeing ya están desarrollando drones avanzados que operan con energía solar.

En definitiva, la experiencia en Oriente Próximo ha servido como un severo aviso para el estamento militar de Estados Unidos. La vulnerabilidad de sus fuerzas frente a los enjambres de drones ha quedado expuesta, forzando al Pentágono a tomar cartas en el asunto de manera inmediata. La guerra con aparatos no tripulados ya no es una hipótesis de futuro, sino una prioridad estratégica para Washington.