
Oriente Medio
Más de 1.400 muertos en uno de los peores terremotos de Afganistán
La autoridad talibán confirma la llegada de ayuda humanitaria procedente de otros países y admiten que el balance de víctimas continuará aumentando

Como habían previsto las autoridades y organizaciones humanitarias, el balance de víctimas mortales a causa del terremoto registrado a última hora del domingo en el este de Afganistán ascendía al cierre de esta edición a más de 1.400 muertos. La autoridad talibán -que alcanzó el poder en Kabul tras una fulgurante e inesperada operación militar en agosto de 2021, veinte años después de haber sido derrocados por las fuerzas de la OTAN- vuelven a asumir el ingente reto de la gestión de una catástrofe en el contexto del aislamiento internacional del régimen y de una situación de pobreza generalizada.
El viceministro de Información y portavoz de los talibán Zabihulá Muyahid, confirmaba ayer en su cuenta en X que el temblor de tierra -de magnitud 6 en la escala Richter- un total de 1.411 muertos y 3.124 heridos, al tiempo que cifraba en más de 5.400 el número de viviendas destruidas a causa del seísmo, que ha afectado principalmente a la provincia de Kunar, situada en el este del país y fronteriza con Pakistán. Es ya el peor seísmo en una década para el país centroasiático.
Por su parte, el viceportavoz del Emirato Islámico de Afganistán, Hamdulá Fitrat, confirmaba que “las operaciones de rescate seguían en marcha en las zonas afectadas”, lo que avanza que el balance de víctimas siga aumentando en las próximas horas. “Decenas de comandos han sido trasladadas a las zonas donde los aviones no podían aterrizar para colaborar en las labores para sacar de entre los escombros a los heridos y llevarlos a lugares adecuados”, explicaba en su cuenta en X, donde informaba de que se ha levantado un campamento en Kunar para “organizar la ayuda de emergencia”.
Además, el viceportavoz del Emirato Islámico de Afganistán -denominación del país tras la llegada de los insurgentes hace cuatro años- informó ayer de que las autoridades afganas levantaron otros dos centros para gestionar el traslado de heridos y los entierros, al tiempo que confirmaba que parte de la ayuda prometida por diversos países para apoyar las labores de búsqueda y rescate ha sido ya recibida por Kabul.
Por su parte, la Media Luna Roja de Afganistán constataba ayer que el “devastador” seísmo ha causado graves pérdidas humanas y financieras en los distritos de Nurgal, Saukay, Uatapur y Manugai, en Kunar, así como en partes de las provincias de Laghman y Nangarhar”. “Muchas personas están atrapadas bajo los escombros de viviendas destruidas, con los esfuerzos de rescate en marcha”, abundaba la entidad.
Otra organización implicada desde este mismo lunes en las labores de ayuda humanitaria en las provincias más afectadas de Afganistán es la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), que distribuye ya artículos de primera necesidad previamente almacenados en Kabul, entre ellos tiendas de campaña, mantas y lámparas solares. La entidad afirma haber ofrecido ya 1.500 refugios en Jalalabad, la capital de la provincia de Nangarhar y ciudad más cercana a las zonas más afectadas. “Nos preocupa especialmente la situación de las mujeres y los niños afectados por el terremoto, que están entre los más expuestos a riesgos. Atenderles puede resultar aún más complicado debido a la escasez de trabajadoras humanitarias que puedan responder a sus necesidades específicas. Estamos trabajando con socios nacionales e internacionales para asegurar que las personas con necesidades particulares sean identificadas y reciban el apoyo necesario”, explicaba la agencia de Naciones Unidas ayer en una nota.
El terremoto añade muerte y destrucción a un país que ya se enfrenta a múltiples crisis, como una grave sequía y el retorno de millones de afganos desde países vecinos. “Las entidades locales han estado luchando para integrar a los 2,5 millones de afganos que han regresado o han sido obligados a volver procedentes de países vecinos este año. Desde abril, más de 478.000 afganos han retornado desde Pakistán, alrededor de 337.000 de ellos a través del paso fronterizo de Torkham, cercano al epicentro del terremoto. Aproximadamente el 25% de quienes regresaron desde Pakistán se asentaron en la provincia de Nangarhar, una de las más afectadas por el seísmo”, explica a LA RAZÓN el responsable de relaciones externas de ACNUR en Afganistán, Charlie Goodlake. “Es una crisis dentro de una crisis. Se espera que las cifras de víctimas se incrementen”, concluye.
No es la primera vez que Afganistán -que se encuentra en una zona de alta actividad sísmica- sufre un terremoto con consecuencias parecidas. En junio de 2022, a los pocos meses de la llegada de los insurgentes a Kabul, el este de Afganistán ya sufrió un terremoto de escala que dejó más de un millar de muertos. En octubre de 2023, era el oeste del país el que sufría las consecuencias de otro potente temblor de tierra que dejaba más de 2.000 víctimas mortales. Este mismo martes se volvía a registrar otro temblor de tierra de magnitud 5,2 en una zona que ya se había visto afectada el domingo, con el epicentro registrado a unos 35 kilómetros al este de Jalalabad, y sin que por ahora se sepa en qué medida ha podido agravar la situación.
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