Serbia

Castigo millonario de la UE: Bruselas bloquea 1.000 millones a Serbia hasta que cumpla una exigencia clave

Entre las protestas que sacuden Serbia y los fondos europeos bloqueados en Bosnia, la gira de Von der Leyen por los Balcanes pone de manifiesto las enormes dificultades de la ampliación de la UE

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der LeyenEP

Montenegro se ha erigido como el alumno aventajado en la carrera por la adhesión a la Unión Europea. La propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, no ha dudado en calificar al país balcánico como el "líder de la integración europea" en la región, un espaldarazo que llega en un momento clave. Las autoridades montenegrinas son optimistas y esperan cerrar hasta cinco capítulos de la negociación antes de que termine el año, lo que consolidaría su posición de vanguardia frente a sus vecinos.

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Por el contrario, el camino de Bosnia y Herzegovina se presenta mucho más empinado. Aunque Bruselas reconoce ciertos avances, la parálisis en la renovación del sistema judicial se ha convertido en un obstáculo mayúsculo. Esta falta de reformas mantiene bloqueados mil millones de euros en fondos comunitarios destinados al país, una medida de presión para que el gobierno acelere los cambios estructurales pendientes.

Asimismo, la situación de Serbia centra buena parte de las preocupaciones europeas. El principal punto de fricción reside en su política exterior, que apenas coincide en un 61% con la de los Veintisiete. Bruselas considera esta divergencia un escollo considerable en el camino hacia la integración y ha instado a Belgrado a mostrar un compromiso mucho más firme para alinear sus posturas en el escenario internacional.

La doble cara de la adhesión: avances y deberes pendientes

No obstante, durante su visita a Belgrado, Von der Leyen también quiso poner en valor los logros del gobierno serbio. La presidenta de la Comisión destacó los progresos en materia electoral y mediática, avances que se interpretan desde las instituciones comunitarias como una señal positiva dentro de un proceso de adhesión que se antoja largo y complejo.

De hecho, este toque de atención de la Unión Europea llega en un momento delicado para Serbia. La gira de la presidenta coincide con un clima de notable tensión interna en el país, avivado por las recientes protestas ciudadanas que estallaron tras el derrumbe de una marquesina que costó la vida a dieciséis personas.

En definitiva, el viaje de Von der Leyen por los Balcanes Occidentales ha servido para reafirmar el compromiso de Bruselas con la ampliación, pero también para lanzar una advertencia clara. El acceso al club comunitario no es automático; exige una voluntad política real y la puesta en marcha de reformas profundas que demuestren una convergencia total con los valores y directrices de la Unión Europea.