Asia

China urge a los países de la OCS a "ejercer el papel de ancla estabilizadora" frente al "caos y el desafío"

Los ministros de Defensa de los miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái se reunieron este jueves en la ciudad de Qingdao

Chinese Defense Minister Dong Jun, center, hosts the Defense Ministers' Meeting of the Shanghai Cooperation Organization Members States in Qingdao in eastern China's Shandong province on Thursday, June 26, 2025. (AP Photo/Ng Han Guan)
El presidente chino Xi JinpingASSOCIATED PRESSAgencia AP

China congregó este jueves en la ciudad costera de Qingdao a los ministros de Defensa de los diez miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), incluyendo a China, Rusia, Irán, Bielorrusia y las repúblicas centroasiáticas (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán), con el propósito de consolidar su alianza estratégica frente a un orden global en profunda transformación. La cumbre, celebrada en una base naval y presidida por el ministro chino de Defensa, Dong Jun, se llevó a cabo en un momento crítico, marcado por el conflicto en Oriente Próximo y la reciente decisión de la OTAN de incrementar su presupuesto militar, adoptada en una cumbre en La Haya.

En su intervención, el anfitrión señaló el ascenso del unilateralismo y el proteccionismo como amenazas fundamentales a la estabilidad global. "En estos tiempos en que se entrelazan el caos y el cambio en la escena internacional, es fundamental que la OCS desempeñe el papel de ancla estabilizadora", declaró Dong a sus homólogos. Este encuentro se produce tras 12 días de fuego cruzado y luego de que Irán enfrentara a Israel y Estados Unidos tras ataques a sus instalaciones nucleares, que Pekín condenó como una "flagrante violación del derecho internacional".

Preocupación por incremento del gasto militar de la OTAN

India, liderada por su ministro de Defensa, Rajnath Singh, marcó el foro al rechazar firmar el comunicado conjunto, denunciando la exclusión del ataque terrorista de Pahalgam, que dejó 26 muertos el 22 de abril, y la mención de disturbios en Balochistán, Pakistán. En un discurso contundente, Singh acusó a Islamabad de respaldar a grupos como Lashkar-e-Taiba y de usar el terrorismo como política estatal, en alusión a los choques en Cachemira que en mayo llevaron a ambas potencias nucleares al borde de la guerra.

China y Pakistán, buscando suavizar el lenguaje sobre terrorismo, omitieron el atentado en Jammu y Cachemira, pero destacaron incidentes en Balochistán, lo que India tildó de maniobra distractora. "No respaldaremos un texto que diluya la lucha contra el terrorismo", afirmó Singh, defendiendo la Operación Sindoor, iniciada el 7 de mayo para desarticular redes terroristas. La postura india frustró el manifiesto, un hecho inédito que reveló profundas fisuras en la OCS, debilitando su cohesión frente a la presión occidental.

Por otra parte, China expresó este jueves su preocupación por el incremento del 5% en el gasto militar de los países de la OTAN y sus posibles planes de expansión hacia Asia, según editoriales publicados en medios estatales chinos. El Global Times advirtió que "si la OTAN insiste en extender sus tentáculos bélicos a Asia, cuanto mayor sea su gasto militar, mayor será el sufrimiento estratégico que Europa deberá soportar". El rotativo calificó la maniobra como una amenaza a la estabilidad regional, sugiriendo que la Alianza busca contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. Por su parte, el China Daily criticó duramente a la organización, describiéndola como "una maquinaria de guerra que debería haberse desmantelado hace mucho tiempo" y que sobrevive “aferrándose a los faldones de Estados Unidos y haciendo su trabajo sucio”.

China respalda a Irán y condena a Israel en medio de tensiones

China ha adoptado una postura firme en el conflicto. El presidente Xi Jinping expresó su apoyo a Irán para "salvaguardar su soberanía nacional y proteger los derechos legítimos de su pueblo". Esta reacción, más contundente que en la anterior escalada de tensiones entre ambos países el pasado otoño, incluyó una condena formal a Israel a través de OCS, de la cual Irán es miembro. La declaración provocó críticas de India, otro miembro de la OCS con fuertes lazos comerciales en armamento con Israel, que no fue consultada.

Irán y China han intensificado su cooperación en los últimos años, con ejercicios militares conjuntos y un acuerdo de cooperación económica, militar y de seguridad firmado en 2021. Más del 90% de las exportaciones de petróleo iraní se destinan a China, utilizando transacciones en yuanes para eludir sanciones occidentales. Aunque Irán es el sexto proveedor de petróleo de China, una interrupción en esta industria podría afectarle, si bien el impacto sería limitado.

Estrecho de Ormuz
Estrecho de OrmuzA. CruzLa Razón

Pese a su retórica, expertos consideran improbable que China ofreciera a Irán más que apoyo diplomático, ya que busca evitar un mayor involucramiento en Oriente Próximo. Sin embargo, un eventual cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán, como ha amenazado anteriormente, sería perjudicial para Pekín, que importa cerca de la mitad de su petróleo desde los países del Golfo. Esto podría agravar la situación de su economía, ya debilitada.

La segunda economía mundial aspira a posicionarse como mediador, tras facilitar la reconciliación entre Irán y Arabia Saudí en 2023. No obstante, las deterioradas relaciones sino-israelíes, agravadas por la postura pro-palestina de Pekín y episodios de antisemitismo en redes chinas, hacen improbable que Israel acepte al gigante asiático como intermediario neutral. Además, recurrir a Pekín podría tensar las relaciones con Washington.

Un posible beneficio para China es la apertura de mercados para su tecnología de defensa. El reciente desempeño de Pakistán frente a India, atribuido al uso de sistemas chinos como el caza J-10C y defensas aéreas, ha despertado interés. Irán, cuya fuerza aérea y sistemas de defensa aérea son obsoletos, podría considerar adquirir tecnología china, reanudando una relación armamentística pausada desde 2005.

Una alianza transaccional bajo tensiones

La relación entre China e Irán, marcada por un carácter transaccional y una limitada convergencia estratégica, enfrenta nuevos desafíos. Más allá de un rechazo compartido al unilateralismo estadounidense y su régimen de sanciones, sus intereses divergen, según analistas, mientras Pekín busca preservar el statu quo regional que le beneficia económicamente.

La desconfianza entre las dos potencias persiste. En 2020, el expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad calificó de "sospechosas y secretas" las negociaciones iniciales del Programa de Cooperación de 25 años entre ambos países, un acuerdo que desató rumores en medios iraníes sobre supuestas bases militares chinas encubiertas en territorio persa. Estas especulaciones reflejan las reservas de Teherán hacia las intenciones estratégicas de Pekín.

La relación se complica por las alianzas económicas de Pekin con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que han atraído inversiones por decenas de miles de millones de dólares. Estas asociaciones, con claras implicaciones políticas, han generado fricciones con Irán. En 2024, Pekín provocó la indignación de Teherán al parecer respaldar la reclamación de los Emiratos sobre tres islas en el Golfo Pérsico, disputadas por Irán. Este episodio evidenció las prioridades divergentes chinas, que comparte con sus socios del Golfo el temor a las amenazas iraníes de cerrar el estrecho de Ormuz, una vía crítica para el comercio mundial de petróleo.

Pese a la cooperación militar y económica, la relación carece de una base estratégica sólida. El régimen de Xi, reticente a involucrarse en las ambiciones hegemónicas de Irán, prefiere mantener un equilibrio que le permita beneficiarse de la estabilidad regional sin comprometerse en conflictos directos. En este sentido, ha evitado compromisos militares explícitos, limitándose a un apoyo retórico frente a las recientes fricciones.

Además, es muy consciente del coste en sangre, dinero, cohesión social y reputación que ha tenido que soportar Estados Unidos en su larga historia de guerras en Oriente Medio. Esto ha generado una aversión al riesgo que parece haber determinado el enfoque diplomático chino. La experiencia de otros escenarios sugiere que sólo ha intervenido realmente en crisis en su esfera de influencia inmediata, donde sus intereses fundamentales se ven más directamente amenazados. Este es el caso de Myanmar.

El dilema de China, Rusia y Corea del Norte ante crisis iraní

La alianza entre Irán, China, Rusia y Corea del Norte, que ha generado creciente inquietud en Estados Unidos y sus aliados, enfrenta una prueba crítica ante las recientes agresiones contra el programa nuclear y el arsenal convencional de Teherán. Los ataques estadounidenses e israelíes a instalaciones clave, como el complejo nuclear de Isfahán, construido con asistencia china en 1984, plantean dudas sobre si apoyarán estas potencias a Irán en su momento más vulnerable.

La colaboración entre estos países se ha fortalecido en los últimos años mediante cooperación en energía, armamento y diplomacia, impulsada por su oposición a las sanciones y al orden global liderado por Washington. Irán ha recibido apoyo técnico chino y norcoreano en su programa atómico, mientras Rusia ha desplegado expertos en el país. Además, China adquiere petróleo iraní eludiendo sanciones mediante transacciones en yuanes.

Sin embargo, la respuesta de Pekín, Moscú y Pyongyang ha sido cautelosa. El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió el lunes al canciller iraní, Abbas Araghchi, pero no ofreció asistencia militar. Pekín y Pyongyang condenaron los ataques estadounidenses, aunque sin mencionar al presidente Trump, cuya decisión de respaldar a Israel complica cualquier apoyo directo a Irán. Según expertos, esta coalición es más efectiva en tiempos de paz, enfocada en evadir sanciones y transferencias tecnológicas, que en compromisos bélicos.

Oportunidades estratégicas

La crisis iraní ofrece oportunidades estratégicas para estas potencias. La reorientación de recursos militares estadounidenses hacia Oriente Próximo, incluyendo un portaaviones retirado del mar del Sur de China, alivia la presión sobre Pekín en sus disputas territoriales. Asimismo, la necesidad de Irán de rearmarse abre mercados para Norcorea, proveedor histórico de armamento. Sin embargo, intervenir directamente podría comprometer sus intereses. En estos momentos, China negocia acuerdos comerciales con la administración Trump, Rusia busca mantener un entendimiento con Washington, y el Norte ya está comprometida en Ucrania con el despliegue de miles de tropas.

Este escenario revela la naturaleza de esta alianza, donde la convergencia de intereses antioccidentales no garantiza un apoyo incondicional. La reticencia de respaldar a Irán podría exponer las fisuras de su coalición, limitando su capacidad de proyectar un frente unificado en un orden global cada vez más polarizado.