Cáucaso

Decenas de muertos tras una potente explosión en Nagorno-Karabaj de un depósito de combustible

EEUU quiere enviar una misión de observación internacional para asegurar los derechos de la población armenia en medio de un éxodo

El desconcierto se ha apoderado de la región de Nagorno-Karabaj, donde al menos 20 personas murieron y casi 300 resultaron heridas en una potente explosión en un depósito de almacenamiento de combustible en un momento de máxima incertidumbre y miedo para miles de armenios que viven en esa región separatista después de que el ejército azerbaiyano recuperara el control total del enclave en una ofensiva relámpago la semana pasada.

Las autoridades locales armenias dijeron que 290 personas fueron ingresadas en hospitales, decenas de ellas “aún en estado crítico” después de la explosión en las instalaciones cerca de la capital regional de Stepanakert el lunes por la noche. De momento se desconocen la causa de la tragedia. La agencia Reuters asegura que la explosión tuvo lugar en la región de Berkadzor, a unos 6 kilómetros Stepanakert, la capital de Nagorno.

El defensor de los Derechos Humanos de Arstaj, Gegham Stepanián, dijo que las capacidades sanitarias del territorio "no son suficientes" para brindar una correcta atención médica a todos los heridos y ha pedido la llegada "urgente" de ayuda. Tan solo unas horas antes, una delegación oficial azerí pactó con representantes armenios de Nagorno Karabaj la entrega de ayuda humanitaria, el despliegue de servicios sanitarios y una comisión conjunta de trabajo para restablecer los servicios básicos y rehabilitar la infraestructura de la región.

La región de Nagorno Karabaj es un territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur recuperado por Azerbaiyán en una ofensiva militar de apenas 24 horas iniciada el pasado 19 de septiembre. Hasta entonces la zona, de mayoría armenia, había estado más de tres décadas bajo control de fuerzas proarmenias pese a que la comunidad internacional reconocía la región como de soberanía azerí.

En la zona viven unos 120.000 armenios, de los que al menos 6.500 se han trasladado a Armenia desde la firma del alto el fuego la semana pasada, según ha confirmado este lunes el Gobierno armenio.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, afirmó el domingo que la posibilidad de que la población armenia de la región de Nagorno Karabaj se traslade a Armenia en el marco de la reintegración del territorio en Azerbaiyán está aumentando, antes de advertir del peligro de una "limpieza étnica". Las autoridades azeríes, sin embargo, han sostenido en todo momento que su intención es que estas personas puedan permanecer en sus hogares y ha prometido respetar sus derechos, si bien ha señalado que los miembros de grupos armados proarmenios y de las Fuerzas Armadas armenias deberán entregar las armas y salir del país conforme a lo pactado.

EEUU quiere una misión de observación en Nagorno

El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, ha asegurado que es necesario enviar una misión internacional a la región de Nagorno Karabaj, recién tomada por Azerbaiyán, para asegurar los derechos de la población armenia. "Creemos que debería haber una misión internacional para proporcionar la transparencia, tranquilidad y confianza a los residentes de Nagorno Karabaj y a la comunidad internacional de que sus derechos y su seguridad serán protegidos de forma congruente con lo prometido en las declaraciones hechas por Azerbaiyán", ha enfatizado Miller durante una rueda de prensa.

El portavoz también ha reiterado la importancia del mantenimiento del alto el fuego, de que la ayuda humanitaria llegue a la población local y que Bakú y Ereván alcancen un acuerdo de paz duradero y definitivo. Respecto a la situación humanitaria, Miller ha manifestado que los armenios residentes en Nagorno Karabaj deben tener la opción de permanecer en sus hogares "en paz y en dignidad" si así lo deciden. El domingo, primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, advirtió sobre el peligro de una "limpieza étnica".

Además, ha pedido garantizar una ruta segura a aquellos que quieran abandonar la región, que hasta ahora han sido unas 6.500 personas, según datos del Gobierno armenio, y ha pedido la supervisión de una tercera parte neutral.