UE

Von de Leyen y Borrell viajan hasta Ucrania

“Puedo confirmar que la UE vuelve a Kiev. Es algo literal: nuestro jefe de delegación vuelve a Kiev”, ha dicho el político español que ha viajado junto con Ursula von der Leyen a Ucrania

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen y el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, han desembarcado en Kiev (Ucrania) en un viaje de fuerte contenido simbólico y puede que el más complicado y sensible de sus respectivas carreras políticas. Ha sido la primera visita de altos cargos comunitarios tras conocerse la matanza de civiles perpetrada en Bucha y justo después de que esta mañana misiles rusos impactaran en la abarrotada estación de tren de Kramatorsk, dónde unas 4.000 personas, la mayoría mujeres, ancianos niños, estaban esperando un tren que les permitiera escapar del horror.

El viaje se ha producido en medio de máximas medidas de seguridad, sin que los medios de comunicación fueran informados de los pasos de Von der Leyen y Borrell en el país ante el temor de posibles ataques. En su periplo, Von der Leyen y Borrell - fotografiados con chalecos antibalas- se han desplazado hasta Bucha, dónde decenas de cuerpos sin vida permanecen dentro de bolsas negras para ser identificados. Está previsto que los dos mandatarios se reúnan con Volodímir Zelenski pero la hora y el lugar permanecen en máximo secreto.

Ursula von der Leyen y Josep Borrell inspecciones bolsas con cadáveres en su visita a Bucha
Ursula von der Leyen y Josep Borrell inspecciones bolsas con cadáveres en su visita a BuchaDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Este viaje se produce en un momento especialmente delicado para la diplomacia comunitaria, ya que las diferencias entre los Veintisiete sobre nuevas sanciones a Rusia que incluyan el embargo del petróleo y el gas son más palpables que nunca. A las reticencias de países como Alemania, cuya economía depende fuertemente de los hidrocarburos rusos, se ha unido en los últimos días la firme oposición del mandatario húngaro Viktor Orban que no sólo se niega a incluir estas materias primas en nuevas rondas de sanciones sino que también está dispuesto a pagar en rublos, tal y como exige ahora Rusia, a pesar de que esto supone romper el consenso europeo. Fuentes diplomáticas confirman que no se espera que este próximo lunes- cuándo se celebre una nueva reunión del Consejo de Exteriores de los Veintisiete, puedan aprobarse una nueva ronda de sanciones. Las discrepancias entre las capitales europeas son demasiadas, aunque los diplomáticos europeos siguen trabajando para poder resolverlas.

A pesar de esto, la visita de los altos cargos europeos llegó con varias promesas cumplidas. Hoy entra en vigor un nuevo paquete de sanciones que impone el embargo del carbón dentro de 140 días con el objetivo de dar tiempo suficiente a rescindir los contratos vigentes Entre el resto de las medidas se encuentra la prohibición de todas las transacciones con las cuatro entidades financieras que representan el 23% del mercado ( incluida VTB, el segundo mayor banco del país); el cierre de los puertos europeos para los barcos con bandera rusa exceptuando los productos esenciales como comida, energía y ayuda humanitaria, así como la prohibición de operar a las compañías de transporte por carretera rusas y bielorrusas; nuevas restricciones a las exportaciones de productos europeos (10.000 millones de euros) en áreas sensibles para Rusia como semiconductores, computadoras cuánticas, maquinaria y equipamiento para el transporte; prohibición de importaciones valoradas en 5.500 millones de euros para cortar el flujo de dinero de Rusia y sus oligarcas en bienes como madera, cemento, marisco o licores y la exclusión para las empresas rusas de participar en los procesos de licitación europeos y en las ayudas europeas o nacionales a los organismos públicos del país.

Además, Borrell ha aprovechado su viaje a Kiev para anunciar 500 millones de armas suplementarias al país que se suman a los 1.000 millones de euros ya desembolsados. Un paso que se produce un día después de que el ministro de Asuntos Exteriores, Kuleba Dmytro Kuleba pidiera a los países de la Alianza agilizar el envío de armas como modo de salvar vidas.

Hasta el momento, la única representante de la cúpula comunitaria que se había desplazado hasta Ucrania tras la invasión rusa había sido la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que viajó hasta Kiev la semana pasada. Antes de la visita de Metsola, los únicos líderes europeos que habían visitado el país desde el comienzo de la guerra habían sido los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki, República Checa, Petr Fiala y Eslovenia, Janez Jansa así como el viceprimer ministro polaco Jaroslaw Kaczynski, quienes llegaron a Ucrania en tren. Hoy von der Leyen y Borrell han estado acompañados del primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger.

Aunque los líderes de los países del Este recibieron la bendición de la cúpula comunitaria su visita causó sorpresa ya que la representación de la UE en su conjunto corresponde a los cargos europeos

Borrell ha condenado también el ataque contra la estación Kramatorsk, que ha costado decenas de muertos.

Precisamente, la primera etapa de su viaje fue a una fosa común de civiles masacrados en Bucha. “Hemos visto toda la frialdad del ejército de Putin. Hemos visto la imprudencia y el corazón frío que ellos han tenido al ocupar esta ciudad. Hemos visto la humanidad en pedazos en Bucha. El mundo entero está de luto por lo ocurrido en Bucha”, dijo Von der Leyen desde la localidad ucraniana donde al principio de esta semana se desvelaron las matanzas indiscriminadas rusas de civiles ucranianos, algunos maniatados y con signos de tortura.

Junto al primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger, Von der Leyen y Borrell visitaron una fosa común en el patio de la iglesia de San Andrés el Primer Llamado, donde había unos 14 cuerpos en bolsas de plástico que habían exhumado.

“Tenemos que defender la frontera con Europa, la humanidad y la democracia y por eso estamos aquí junto a Ucrania”, añadió Von der Leyen.

Durante la visita, han estado acompañados por el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, y el alcalde de Bucha, Anatoliy Fedoruk.

Ursula von der Leyen, junto a Josep Borrell, enciende una vela por las víctimas ucranianas en Bucha
Ursula von der Leyen, junto a Josep Borrell, enciende una vela por las víctimas ucranianas en BuchaDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

“Visitamos Bucha. Le mostré a Von der Leyen, Borrell y Heger las atrocidades cometidas por las tropas militares rusas contra civiles ucranianos. Nunca perdonaremos al enemigo por estos crímenes. Trabajamos con nuestros socios europeos para detener al agresor lo antes posible”, escribió en Twitter Shmyhal.

Posteriormente, Von der Leyen, Borrell y Heger han colocado velas en esta iglesia y se han dirigido a la calle Volknalna, una de las más dañadas durante la ocupación de Bucha y donde aún quedan decenas de tanques quemados.

La visita a la localidad de Bucha ha sido la primera parada del viaje de los líderes europeos a Ucrania, donde también tienen previsto reunirse con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, además de Shmyhal y otros altos funcionarios del gobierno; a los que trasladarán un “mensaje de solidaridad” de la UE con el país tras la invasión rusa.

Viaje simbólico

Ursula von der Leyen y Josep Borrell llegaron anoche a Ucrania en un viaje de alto contenido simbólico que ejemplifica mejor que cualquier discurso el apoyo de la UE al país asediado por las bombas rusas. Es la primera visita de altos cargos comunitarios desde que se conociese la matanza de Bucha perpetrada contra civiles. Por motivos de seguridad, se conocían pocos detalles de la visita, aunque los dos cargos comunitarios se entrevistan hoy con el presidente del país, Volodimir Zelenski.

Hasta el momento, la única representante de la cúpula comunitaria que se había desplazado hasta Ucrania tras la invasión rusa había sido la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que viajó hasta Kiev la semana pasada. Tras este poderoso gesto de la política maltesa, en los pasillos comunitarios se daba por supuesto el viaje tarde o temprano de otros cargos europeos. Antes de la visita de Metsola, los únicos líderes europeos que habían visitado el país desde el comienzo de la guerra habían sido los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki, República Checa, Petr Fiala y Eslovenia, Janez Jansa así como el viceprimer ministro polaco Jaroslaw Kaczynski, quienes llegaron a Ucrania en tren.

Aunque los líderes de los países del Este recibieron la bendición de la cúpula comunitaria su visita causó sorpresa ya que la representación de la UE en su conjunto corresponde a los cargos europeos

Esta visita de alto riesgo de Von der Leyen y Borrell llega en un momento especialmente delicado en cuanto al apoyo de los Veintisiete a Ucrania. Si las primeras semanas tras la ofensiva estuvieron caracterizadas por la unidad y la determinación en la puesta en marcha de sanciones, este cierre de filas comienza a resquebrajarse debido a las reticencias de varios Estados miembros a castigar a Rusia dónde más le duele: las importaciones energéticas que suponen la principal fuente de financiación de la sangrienta maquinaria de guerra del Kremlin. Hasta el momento, los Veintisiete tan sólo están dispuestos al embargo del carbón que llega desde Rusia, pero se resisten a extender esta medida al petróleo y, sobre todo, al gas debido a la fuerte dependencia de muchos países respecto a esta materia prima.

Como modo de presión, la Eurocámara votó una resolución de carácter no vinculante en la que se pide a las cancillerías europeas el embargo energético “total e inmediato” respecto a Moscú. Según aseguró este miércoles, Borrell, desde el comienzo de la contienda, los Veintisiete han pagado 35.000 millones de euros por los hidrocarburos que llegan desde Rusia. Aunque la Comisión Europea planea un nuevo paquete de sanciones con el que estrechar el cerco sobre el Kremlin, todo indica que poner en macha nuevos castigos no va a ser nada fácil. Si hasta ahora Alemania era el país más reticente a dar nuevos pasos en el sector energético, la Hungría de Viktor Orban se ha convertido en los últimos días en el principal foco de oposición.

El que en los últimos años se había destacado como el gran aliado del Vladimir Putin en la UE, ha recobrado protagonismo tras la vitoria en las últimas elecciones del pasado domingo. El mandatario húngaro no sólo se opone al embargo de hidrocarburos rusos sino que también ha roto el consenso europeo, al estar dispuesto a pagar en rublos tal y como ha comenzado a exigir Rusia. Un paso que contraviene lo estipulado por el resto de cancillerías. “Los contratos son muy claros. En ellos se dice que el pago es en euros o dólares. En este momento consideramos muy cuidadosamente estos contratos pero, a primera vista, parece que los vamos a respetar y pagaremos en euros y no en rublos”, aseguró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, antes de desplazarse a Kiev.

Antes de la invasión a Ucrania, Orban viajó a principios de febrero a Moscú en un trayecto que ya levantó ampollas entre los Veintisiete, cuándo precisamente los servicios de inteligencia estadounidense alertaban de una posible guerra. En esos momentos, el propio Vladimir Putin aseguró que Hungría estaba pagando cinco veces menos que otros socios europeos por el gas ruso, ya que mantenía contratos a largo plazo (hasta 2036) más ventajosos. Durante los meses antes de la invasión a Ucrania, Rusia había estado bombeando una cantidad menor de la acostumbrado al territorio comunitario. Esta maniobra fue interpretada como un mecanismo de chantaje para que los países europeos firmasen contratos de larga duración que les dejasen atados de pies y manos al Kremlin. Tras la guerra, todo indica que Moscú también se estaba aprovechando de las menores reservas de gas (10 puntos por debajo respecto a años anteriores) para hacer aún más dependientes a los europeos de los hidrocarburos rusos y frenar la posible puesta en marcha de sanciones energéticas.