Guerra
Rusia ultima el gran asalto en el Este de Ucrania
El reagrupamiento de las tropas rusas en las regiones fronterizas de Belgorod y Voronezh anticipa una próxima embestida en Donbás
La derrota de las tropas rusas en el frente de Kiev ha obligado al Kremlin a reorganizar su estrategia en Ucrania. Después de más de cincuenta días de guerra, el Ejército ruso se está preparando para concentrar sus esfuerzos en conquistar el Este y Sureste del país. Para ello el presidente ruso, Vladimir Putin, ha nombrado al general Alexander Dvornikov, apodado «el carnicero de Siria» por las atrocidades que sus tropas llevaron a cabo en las ciudades de Alepo y Homs, como nuevo jefe de operaciones militares en la región.
«Desafortunadamente, con Dvornikov sólo podemos esperar las mismas tácticas brutales y la misma indiferencia por la vida humana, así como por las infraestructuras civiles, de la que ya fuimos testigos en Siria», aseguró el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby. El cambio de rumbo en los objetivos militares de Moscú también fue confirmado por el Ministerio de Defensa ucraniano: «La Federación Rusa continúa con sus planes para capturar los territorios de Donetsk y Luhansk», donde un convoy militar de 10km de largo fue fotografiado por los satélites estadounidenses dirigiéndose hacia Izium, ciudad en la que las tropas rusas de la 1ª División de Tanques y la 20ª División de la Guardia están luchando y llevando a cabo «un reconocimiento aéreo exhaustivo de la zona para identificar las posiciones ucranianas y desplegarse». Además, las fuerzas del Kremlin están siendo reagrupadas y concentradas en las regiones de Belgorod y Voronezh, dentro de territorio ruso, «así como han trasladado fuerzas aéreas a todos los aeropuertos cercanos a la frontera este de Ucrania».
Por otro lado, el Gobierno de Kiev informó que Moscú está «reforzando sus posiciones al Suroeste de la ciudad de Donetsk con unidades de artillería». Y en Jarkiv, al noroeste del país, los rusos permanecen estacionados al norte donde «no se han apreciado señales de que vayan a abandonar la zona y continúan bloqueando parte de la ciudad», en la que se producen bombardeos casi a diario.
Mientras, por todo el este la población civil sigue huyendo a miles. En los corredores humanitarios que parten de Mariupol y Berdyansk alrededor de 3.800 personas consiguieron escapar a Zaporiyia, en estos momentos en manos de Rusia. Asimismo, alrededor de 500 personas fueron evacuadas de las ciudades de Lysychansk, Severodonetsk, Rubizhne, Kreminna y Popasna, todas ellas en la región de Lugansk, donde Kiev aseguró que «los rusos siguen violando los acuerdos para dejar escapar a los civiles».
Mariupol puede caer
El Gobierno ucraniano admitió que «es muy posible que el enemigo tome la ciudad de Mariupol, luego Popasna y más tarde lance una ofensiva en dirección hacia Kurakhove con el objetivo de alcanzar el centro administrativo de la región de Donetsk». Con este propósito, en las últimas horas las tropas del Kremlin han intentado capturar la ciudad de Siverodonetsk, «pero no lo han conseguido», según aseguró Kiev.
Asimismo, el Gobierno ucraniano hizo hincapié en que sólo en los territorios de Donetsk y Lugansk «nuestros soldados han repelido seis ataques enemigos destruyendo cuatro tanques, cinco unidades blindadas, 26 vehículos y ocho piezas de artillería». Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, mostró su máxima preocupación asegurando que Rusia está preparando «una nueva fase de terror que es tan seria como posible», y en la que «estarán dispuestos a utilizar armas químicas», después de que el lunes Andriy Biletsky, el líder del batallón de voluntarios Azov, el cual defiende la ciudad sitiada de Mariupol, asegurara que «tres personas han sido envenenadas por productos químicos para la guerra en la planta Azovstal», donde la unidad tiene su último reducto, «sin que se hayan producido consecuencias catastróficas». Sin embargo, el alcalde de esa ciudad portuaria al este del país, Petro Andryushchenko, no confirmó la información a la espera de «la verificación militar» del ataque químico.
Mientras, en el Sur, los soldados del Kremlin han intentado nuevos avances en los alrededores de Jersón, la cual es crucial para mantener el control del sur de Ucrania, donde Mikolaiv y Odesa también están en el objetivo, todavía lejano, de Moscú. Asimismo, y para asentar una eventual ofensiva en la costa, la fuerza naval rusa sigue bloqueando los accesos al Mar Negro a la vez que lleva a cabo «tareas de reconocimiento y misiones de artillería para apoyar sobre el terreno a sus tropas». Sin embargo, Kiev aseguró que su Ejército está preparando una contraofensiva en Jersón que, de tener éxito, permitiría a sus fuerzas entrar en la península de Crimea, la cual lleva ocupada por Rusia desde 2014.
Sea como fuere, ambos bandos esperan que la guerra en el Este del país se intensifique en las próximas semanas con grandes batallas en el Donbás, así como en las ciudades de Jersón, Mikolaiv y una nueva ofensiva para tomar Kramatorsk. Algo que sólo incrementará el número de muertos, desplazados internos y refugiados que ya sobrepasa los 4,7 millones de personas, según la Agencia del Refugiado dependiente de Naciones Unidas (ACNUR). Lo peor de la guerra en el Este de Ucrania está por llegar, tal y como informó el presidente Zelenski: «Todavía nos queda una de las batallas más difíciles. No sabemos cuánto equipo militar será necesario, pero será mucho más del que disponemos ahora. Confío al cien por cien en nuestras Fuerzas Armadas, pero no creo que consigamos todo lo que necesitamos».
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