Desastre natural
Japón evalúa los daños causados por un potente seísmo que deja decenas de muertos
El brutal terremoto deja carreteras y edificios dañados, y corta el suministro eléctrico a cerca de 45.000 hogares
Japón se encuentra en estado de alerta mientras una implacable serie de terremotos de gran magnitud ha golpeado a la nación, desencadenando una cascada de advertencias de tsunami en múltiples países. Un catastrófico sismo de magnitud 7.6 sacudió el país en Año Nuevo, dejando a su paso al menos 48 muertos y una devastación generalizada. En medio del caos, el martes los equipos de rescate se enfrentaron a réplicas que dificultaron la labor de encontrar supervivientes entre los escombros. En esencia, se trató de un feroz temblor que despertó la pesadilla del terremoto de 2011 y que sembró el pánico mientras miles de personas afectadas buscaban refugio y ayuda desesperada en los centros de evacuación.
A pesar de que el número de víctimas continúa escalando paulatinamente a medida que pasan las horas, la pronta emisión de avisos por radio y teléfono y la inmediata respuesta de la población y las autoridades parecen haber mantenido parte de los daños bajo control. Las operaciones de salvamento de los bomberos, la policía y el ejército han demostrado que por experiencia esta nación es capaz de resistir a catástrofes que prácticamente forman parte de su vida cotidiana.
Con todo, el brutal seísmo dejó carreteras y edificios dañados, y cortó el suministro eléctrico a cerca de 45.000 hogares. El gobierno japonés ordenó la evacuación de aproximadamente 100.000 personas, y casi 20.000 hogares se quedaron sin suministro de agua. Además, la incierta situación ha generado preocupaciones sobre la industria nuclear de Japón, con varias empresas suspendiendo la producción para evaluar el impacto en sus instalaciones.
Tras el fuerte seísmo, el gobierno nipón emitió el lunes una alerta de tsunami y pronosticó que podrían producirse olas de hasta 5 metros, pero a las 10 de la mañana del martes se habían levantado ya todas las alarmas. Se calcula que el mayor tsunami registrado fue de más de 1,2 metros en el puerto de Wajima, en Ishikawa.
La Agencia Meteorológica nipona declaró el martes que, aunque no es probable que las olas cobren mayor tamaño, se continuarán observando cambios en el nivel del mar, por lo que animó a la población de las zonas que estuvieron bajo alerta a abstenerse de realizar tareas marítimas.
Aunque no se materializaron los temores de un tsunami de grandes proporciones -que recordaron a las mortíferas olas que azotaron la costa noreste de Japón tras el Gran Terremoto del Este de Japón en marzo de 2011-, se han registrado daños generalizados y es probable que el número de víctimas mortales aumente a medida que los equipos de rescate avanzan por la zona siniestrada.
No obstante, las constantes réplicas, los escombros en las calzadas y el hecho de que numerosas carreteras están dañadas, ha dificultado las operaciones de socorro en medio de la carrera contrarreloj por encontrar supervivientes.
La cadena de televisión local NHK mostró el martes un edificio de siete plantas derrumbado lateralmente en una zona céntrica de Wajima, en la prefectura de Ishikawa, donde el lunes se declaró además un gran incendio que devastó al menos 200 edificios. Además, en instantáneas publicadas en redes sociales se pudo ver cómo coches, casas y puentes de Ishikawa se tambaleaban violentamente mientras personas aterrorizadas se refugiaban en tiendas y estaciones de tren. Otras tomas revelaban humaredas procedentes de casas de madera destruidas, calles inundadas y decenas de embarcaciones zozobrando en una zona poco industrializada, pero con una importante flota pesquera.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, indicó que su gobierno ha establecido en Ishikawa un cuartel general de respuesta local de emergencia ante desastres para evaluar la situación y ofrecer apoyo. "A medida que pasa el tiempo, los efectos de la catástrofe son cada vez más evidentes", declaró muy afligido por los acontecimientos, quien añadió que "salvar las vidas de las víctimas del desastre es una carrera contrarreloj". "Vamos a proseguir nuestros esfuerzos para asegurarnos de que podemos hacer llegar a las zonas los suministros y el personal necesarios, movilizando plenamente no sólo el transporte terrestre, sino también las rutas aéreas y marítimas", aseguró el líder japonés.
Para ello, las Fuerzas de Autodefensa establecieron un grupo de trabajo y anunciaron que 10.000 efectivos estaban listos para participar en las operaciones de rescate, además de los 1.000 que ya se encontraban en la zona, según declaró en rueda de prensa el ministro de Defensa, Minoru Kihara.
Desde el terremoto inicial, que ocurrió alrededor de las 4:10 p.m. del lunes, hubo más de 200 réplicas, hasta última hora del martes. El lunes, la Agencia Meteorológica advirtió que podrían producirse más terremotos en la zona durante la próxima semana, instando a la precaución, especialmente en los próximos días.
Mientras que algunas áreas experimentan dificultades con los servicios telefónicos e de internet, tres grandes operadores de telecomunicaciones -NTT Docomo, KDDI y SoftBank- están trabajando en establecer un servicio de Wi-Fi gratuito llamado "00000JAPAN" en las regiones afectadas.
Para colmo de males, según la agencia meteorológica, se espera que llueva en la península de Noto entre el martes por la noche y el jueves, advirtiendo de que incluso una pequeña cantidad de precipitaciones podría provocar un preocupante corrimiento de tierras.
Varios gobiernos extranjeros, el presidente Joe Biden, el primer ministro británico Rishi Sunak, el primer ministro canadiense Justin Trudeau o el presidente francés Emmanuel Macron expresaron solidaridad y disposición para ayudar al pueblo japonés.
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