Seúl enciende las alarmas
Corea del Norte fracasa en su empeño de poner en órbita un satélite espía, generando confusión y pánico en la región.
Estados Unidos sostiene que el ensayo norcoreano era una prueba encubierta para probar tecnologías de misiles balísticos
La capital surcoreana amaneció el miércoles aterrorizada por el estruendo de sirenas antiaéreas y una "alerta de guerra", después de que Corea del Norte afirmara haber disparado un “satélite de reconocimiento militar", que terminó estrellándose en el mar. Así, Pyongyang cumplió con su palabra de poner en marcha un supuesto satélite espía, pero no lo logró por un problema con el motor, alegando que lo intentará de nuevo " a la mayor brevedad posible."
Esta última maniobra del régimen norcoreano ilustra la desconfianza de sus vecinos ante la ambigüedad que mantiene Pyongyang entre su programa de misiles balísticos y su programa espacial.
La explosión, ocurrida a primera hora, causó confusión y pánico tanto en Japón como en Seúl. Las sirenas saltaron, junto con una alerta de "emergencia crítica" enviada por el ayuntamiento de la capital surcoreana a las 06:41 (21:41 GMT), acompañada de un estruendoso timbre en todos los teléfonos móviles de sus residentes.
La alerta, que instaba a los ciudadanos a prepararse para una evacuación dando "prioridad a los niños y los ancianos", fue cancelada posteriormente aduciendo un error del Ministerio del Interior. El sureño territorio japonés de Okinawa también emitió una alerta en la que se pedía a la población que se refugiara. Pero el gobierno la levantó 30 minutos más tarde, lo que suscitó preocupación por la futura capacidad del país para reaccionar en caso de ataque real.
Como era de esperar, hubo una avalancha inmediata de condenas. Washington denunció el lanzamiento por considerar que, de forma encubierta, utiliza "tecnología de misiles balísticos", y porque además la maniobra " entraña el riesgo de desestabilizar la situación de seguridad en la región”.
Pyongyang ya anunció la víspera que pondría en órbita su satélite de espionaje para "hacer frente a las peligrosas acciones militares de Estados Unidos y sus vasallos". Si bien no es habitual que comunique con antelación este tipo de pruebas, el régimen sí suele facilitar información sobre sus programas espaciales, por lo que había advertido de que este disparo tendría lugar entre el 31 de mayo y el 11 de junio. Tras el anuncio, el ministro de Defensa japonés ordenó a sus fuerzas que en caso de que el satélite o sus restos entraran en territorio nipón, los derribaran.
Según informó la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), la Administración Nacional de Desarrollo Aeroespacial (NADA) lanzó el satélite militar de reconocimiento "Malligyong-1' desde el nuevo cohete lanzador de satélites 'Chollima-1' a las 6:27 horas, e indicó poco después que este "se estrelló en el mar occidental”.
Al parecer, un portavoz de la NADA declaró que "la causa del accidente podría apuntar al fallo de fiabilidad y estabilidad del nuevo sistema del motor y a que el combustible utilizado era inestable", si bien han iniciado una investigación sobre los "graves fallos" que provocaron el fracaso. La agencia espacial aseguró que "tomará medidas científicas y tecnológicas inmediatas para superar la situación y realizará diversas pruebas con el fin de llevar a cabo un segundo lanzamiento a la mayor brevedad posible".
Tras el impacto, el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur anunció que su ejército había puesto en marcha una misión para recuperar componentes del cohete norcoreano. A primera hora de la tarde, varios elementos ya habían sido recuperados en el mar Amarillo, a 200 km de la isla de Eocheong, gracias a los cuales se podrá estudiar el nivel de complejidad del sistema del satélite en cuestión y sus tecnologías de a bordo.
Por lo demás, es verosímil que esta operación forme parte del programa espacial ‘Kwangmyŏngsŏng”, siendo el único conocido del país. Se trata del séptimo lanzamiento de satélites reivindicado por Pyongyang desde 1998. Según Washington, este programa utiliza "tecnología de misiles balísticos" y, por tanto, infringe las sanciones impuestas por Naciones Unidas.
Norcorea ya puso en órbita satélites de observación de la Tierra en 2012 y 2016 sin demasiado éxito -dejaron de transmitir poco después de llegar a la órbita-, y lleva años trabajando en el diseño de un satélite espía capaz de proporcionarle imágenes precisas de cualquier movimiento de tropas o equipos de otros ejércitos del entorno, que la dictadura considera amenazas para su supervivencia. Pero han surgido preocupaciones sobre el "lanzador espacial", que se basa en la misma tecnología utilizada para lanzar misiles de largo alcance. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó resoluciones condenando estos lanzamientos.
De acuerdo con Lee Choon Geun, investigador honorario del Instituto de Política Científica y Tecnológica de Corea del Sur, con tres o cinco satélites espía, este país podría construir un sistema de vigilancia espacial que le permitiría vigilar la península coreana casi en tiempo real.
A mediados de abril, durante una visita a las instalaciones de desarrollo del satélite, el propio líder del régimen dio luz verde al lanzamiento del nuevo dispositivo de vigilancia destacando su importancia estratégica , dado que, según él, su país necesita reaccionar ante la intensificación de las "maniobras de confrontación" lanzadas por sus adversarios.
Con una de las mayores fuerzas militares convencionales del mundo y junto con sus pruebas nucleares y de misiles y su retórica agresiva, Pyongyang está causando honda preocupación internacional. Según las estimaciones de un gran número de analistas, este país podría disponer del material necesario para fabricar más de cien armas atómicas.
Entretanto, las conversaciones de desnuclearización con la Casa Blanca llevan estancadas desde principios de 2019. Los esfuerzos de Kim se han centrado en ampliar sus arsenales nucleares y de misiles en lo que, según analistas, es un intento de arrancar concesiones a Washington y Seúl.
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