ONU

Mali exige la retirada "sin demora" de la misión de cascos azules en el país

El ministro de Exteriores maliense acusó este viernes a la ONU de "alimentar las tensiones comunitarias" y solicitó que la misión no se renueve a finales de este mes

Un 'casco azul' de la MINUSMA en Malí MINUSMA 16/06/2023
La ONU constata más de 1.000 civiles muertos y 445 heridos por la violencia en Malí durante los últimos 12 mesesMINUSMAEuropa Press

Ni Francia, ni Europa, y ahora tampoco quieren a la ONU. Mali prosigue su estoica cruzada por una independencia militar en su lucha contra el yihadismo mientras su ministro de Exteriores, Abdoulaye Diop, exigió este viernes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la retirada “sin demora” de su Misión Multidimensional Integrada de Estabilización (MINUSMA), cuyo mandato expirará este 30 de junio, tras más de 10 años en tierra maliense.

Diop indicó en una comparecencia ante Naciones Unidas que “la MINUSMA parece alimentarse del problema al alimentar las tensiones comunitarias, exacerbadas por acusaciones de extrema gravedad y que son muy perjudiciales para la paz, la reconciliación y la cohesión nacional de Mali”. Los roces entre la ONU y la junta militar que gobierna el país desde 2021 se han sucedido en los últimos años, llegando a su culmen en el verano de 2022, cuando Mali expulsó al embajador de la ONU en el país y suspendió temporalmente sus rotaciones de personal. Sin embargo, este nuevo paso indica una ruptura sin precedentes entre ambas instituciones.

El líder de la MINUSMA, El Ghassim Wane, quiso recordar el papel fundamental jugado por Naciones Unidas a la hora de proteger a los civiles de las consecuencias del conflicto, además de considerar su participación en los diálogos de paz más o menos fructuosos de los últimos meses y que pretenden que el Gobierno y los grupos rebeldes de Azawad “respeten sus diferencias”. Cabe a recordar que, además vérselas con la amenaza yihadista, el Gobierno de Mali mantiene una complicada relación con los grupos independentistas de Azawad, al norte del país, una complicada relación que no hace sino dificultar todavía más la vida de la población civil.

Recientemente devinieron nuevos desacuerdos, cuando un informe de la ONU publicado el pasado mes de mayo indicó que el ejército maliense fue responsable de la matanza de cientos de civiles en la localidad de Moura, algo que los africanos han negado. En su reciente discurso, Diop comunicó “el firme rechazo del Gobierno maliense” en lo que se refiere a este informe, acusando a los terroristas de haber sido quienes perpetraron la matanza pese a que numerosos testigos ratificaron la presencia de militares uniformados y de “soldados blancos” identificados como mercenarios del Grupo Wagner.

ONU y Europa vs. Rusia y China

La MINUSMA comenzó en 2013 con la intención de aportar estabilidad a la zona tras la revuelta tuareg de 2012, que trajo consigo una oleada de ataques yihadistas de la mano de diferentes grupos. Un objetivo que, en opinión del Gobierno maliense, no se ha cumplido. En torno a 12.000 militares se encuentran hoy desplegados en el centro y el norte de Mali, mientras que más de 300 efectivos han fallecido como consecuencia de los ataques yihadistas. La MINUSMA está considerada como la misión de cascos azules más mortífera del mundo. Sólo la semana pasada, un ataque reivindicado por el JNIM (grupo fundamentalista vinculado a Al Qaeda) acabó con la vida de dos cascos azules, luego de que una patrulla fuera atacada con un artefacto explosivo de fabricación casera.

La junta militar liderada por el coronel Assimi Goita espera en contrapartida conseguir una supuesta independencia militar de Mali para enfrentarse a sus amenazas. En agosto de 2022 concluyó la Operación Barkhane dirigida por Francia en suelo maliense, mientras que fue apenas dos semanas cuando la base española de Koulikoro (integrada en la misión de entrenamiento europea) cerró sus puertas por última vez. A cambio, el partenariado entre Rusia, China y Mali avanza: a los servicios del Grupo Wagner habría que sumarle la venta de material militar al ejército maliense, desde aviones de combate Su-25 de fabricación soviética hasta una generosa remesa de vehículos chinos que arribaron en Bamako en el mes de mayo.

No deja de entreverse una ironía en esta independencia militar procurada por Goita. Mientras rechaza la ayuda de Naciones Unidas y de Europa, no deja de recibir los materiales y servicios donados por China y Rusia, así y como la asistencia militar que brinda el Grupo Wagner. Las políticas de Goita han conseguido por el momento que Mali sufriera en 2022 el mayor número de ataques en la última década, según confirmó el último informe del Global Terrorism Index, mientras el país ocupa ahora la cuarta posición en el ranking de naciones más afectadas por el terrorismo.