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McCarthy desafía a Biden desde Israel: “Si Netanyahu no visita la Casa Blanca, le invitaré al Congreso”

El presidente de la Cámara de Representantes de EE UU marca distancias con la Administración Biden en la sesión inaugural de la Knesset

Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu, left, shakes hands with U.S. Speaker of the House Kevin McCarthy, right, during a session of the Knesset, Israel's parliament in Jerusalem, Monday, May 1, 2023. (AP Photo/Ohad Zwigenberg)
Israel US McCarthyASSOCIATED PRESSAgencia AP

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, se ha convertido este lunes en el primer speaker del Congreso en intervenir en la Knesset en 25 años. Recogió el testigo del también republicano Newt Gingrich, el último en hacerlo en mayo de 1998.

Horas antes, McCarthy se había reunido en privado con el presidente Isaac Herzog y el primer ministro Benjamín Netanyahu, en el ojo del huracán por su polémica reforma judicial que ha sacado a las calles a cientos de miles de manifestantes durante 17 semanas consecutivas para protestar contra una medida que socavaría la independencia de los jueces.

La visita de Gingrich a Jerusalén desafió la política de la Administración Clinton hacia su aliado israelí. La llegada de McCarthy, un cuarto de siglo después y con motivo del 75 aniversario de la fundación del Estado de Israel, no se ha quedado atrás. El republicano, acompañado por una delegación bipartidista de 17 congresistas en su primer viaje al extranjero desde que fue elegido para el cargo en enero, marcó distancias con la Casa Blanca e instó a Biden a recibir a Netanyahu: “Creo que ya ha pasado demasiado tiempo, debería invitarle pronto”.

McCarthy fue más allá y lanzó un ultimátum al presidente. Él mismo invitaría al primer ministro israelí “a que venga a reunirse con la Cámara” en caso de que la invitación no se produjera. El republicano describió a Netanyahu como un “amigo muy querido” como jefe de Gobierno de un país “con el que tenemos nuestros lazos más estrechos”, según el diario Israel Hayom.

McCarthy subió la apuesta solo cuatro días después de que Bibi recibiera en Jerusalén al gobernador de Florida, Ron DeSantis. Los republicanos orbitan alrededor de Netanyahu.

Biden todavía no ha recibido en Washington al primer ministro israelí desde su elección en 2020, y no espera hacerlo en el corto plazo. Nunca hubo sintonía entre ambos mandatarios. Nada que ver con Donald Trump, a quien Netanyahu definió como “el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca”.

El demócrata se ha mostrado especialmente crítico con la reforma judicial presentada por el Gobierno hebreo, una coalición con ultraortodoxos y radicales de extrema derecha.

“Todos estuvieron de acuerdo en que hay algún tipo de reforma que creen necesaria”, dijo McCarthy en referencia a la medida que, entre otras cuestiones, otorgaría al Ejecutivo la capacidad de elegir una mayoría de los jueces del Tribunal Supremo, una cláusula similar a la que han aprobado en la última década países como Polonia o Hungría.

Israel, dijo el republicano, “puede decidir cómo hacerlo”, pero en una democracia “uno quiere tener controles y equilibrios, y quiere tener separación de poderes”.

McCarthy no mencionó el paquete legislativo que quiere sacar adelante Netanyahu en su discurso ante la Knesset. En su lugar, definió a Israel como “la única democracia en Oriente Próximo”, prometió mantener el compromiso de que Irán no adquiera armas nucleares y garantizó el respaldo militar de Estados Unidos. El speaker sugirió, incluso, la creación de un “grupo parlamentario” entre la Cámara de Representantes de EE UU y el Parlamento israelí para organizar sus delegaciones.

En su turno de respuesta, Netanyahu dijo estar “decidido” a alcanzar un acuerdo con la oposición para aprobar la reforma judicial y aprovechó la ocasión para sacar músculo por el “apoyo abrumador” que recibió su Gobierno en la manifestación del pasado jueves, en la que cientos de manifestantes salieron a las calles de Tel Aviv en defensa de la medida.

Aunque también hizo referencia a las protestas masivas en contra, que llevan prolongándose desde enero y que forzaron al Ejecutivo a dar marcha atrás en sus planes, a las que definió como “un ejemplo de la vibrante democracia israelí”.